Mira carita ciega si fueron tantos años pasados en días como un terremoto fuerte sobre los artificios y vivos, o bien las letras una por una perseguían mis narices como el violín a la opera o se acoplaban tan fuerte mi índice a la hoja que hacia rugir a la mismísima lechuza inclinada. Es hora de comenzar y de dejar atrás los trancos sucios que sepultaban mi cabeza aun que no estaba muerta o el calor de la luna reflejando hacia los autos en la calle se abatía tan rápido como los rayos a la acera ¡ya basta! Gritos sucios acompáñenme al calabozo de las artes y oculten el rebaño cuando más fuera este y claro, quiero caminar como nunca, reír, no llorar, ¡ahora letras firmes de largos sembrados hacia el lugar ficticio y crudo ¡ acompañadme besadme.