Marionetas.
Somos marionetas de un titiritero cruel que nos acerca y nos separa a su antojo,
somos marioneta de madera, sin sentimientos, sin corazón,
estamos vestidas, adornadas con capas de pintura,
con cabellos de hilo de estambre,
nos movemos con tirones de una mano desconocida,
hablamos con voces ajenas,
voces que pretenden poner sentimiento en su entonación,
no tenemos lagrimas,
solo una vaga sonrisa dibujada con tinta roja y desgano,
no somos expresivos,
no sentimos los contactos, la caricias, ni el dolor,
somos marionetas que actúan frente a un público invisible
que disfruta y goza con el fingido dolor,
con el fallido amor que se supone nos damos,
que aplaude nuestra actuación.
Somos marionetas de madera y desazón.
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