hoja precipicia un tobellino de tus alas sacudió un domingo mi cara de chuño la lavó con afán y te vi cayendo arremolinada y perdida con la sonrisa como una ofrenda a la vida perra con la insolencia de una revolución silente y atragantada de ideas te vi caer de las más oscuras ideas te vi caer un rato dura hasta la muerte y yo me quedé pasmado un buen rato sondeando y perforando la piedra del contorno suspendido en el aire caminando a tu lado remolino de grises de la manibela del borde me afirmé bien afirmado de esa mano eterna de aquellos dedos como filodendros que se enredaron en mis adentros para y por siempre...
Texto agregado el 12-04-2005, y leído por 420 visitantes. (15 votos)