I
En su infancia habitaba un lugar desdeñado,
y era de su ascendente, viscosa y cambiante perforación,
los aterrizajes espaciales.
y cuando "puro" le llamaban,
aplastarse veía los cristales
sin entender por qué han de liberar tanto,
al grave y abstraído forjador.
siempre de estrellas,
su ruta guio,
sorpresa, muy grande la suya
cuando el manto cierto día tembló
como encomienda a sus pies;
una de ellas cayó
y él entonces, extraviado dueño de nada, extendió sus manos;
-Has de alabar tu astro por siempre,
oh tú, perdido explorador:
es irónica la vida
y ha de ser complejo el amor-
II
A la hora que apunta el sol
fue siempre a sentirse condenado ante tal ilusión
sin explicar cómo, oh belleza de la vida
pudo idear, cosa más interesante este hombrecillo vio,
siempre seremos tú y yo;
diferentes alquimistas.
y siempre llenas mis manos de dicha,
siempre convertido en este ordinario narrador
como sombras cayeran tus brazos, sin dolor,
y de cabellos tus manos
enterrar con tus uñas el cofre que tiene por misión encontrarnos
y hoy fuiste nuevamente; reina de planetas,
y probado, de otros el amor,
amo ese cinismo que nos ata,
y de la forma en que sumerges tus ojos
en el lugar más vacío de este corazón.
10/11/04 |