En la nave del tiempo
se extravió un marinero.
Traía dolor en los huesos,
en el pecho algún sueño.
Con callos en los dedos,
con su ruido de trueno,
con su gran devaneo,
su color ceniciento,
se fugó algún invierno
sin que hubiera algún duelo.
Se perdió en el momento
de la risa y el cuento.
Se borró con el viento,
con la nube, el paseo
de los otros espejos,
de los hoscos venenos,
del temor y el remiendo
de sus noches sin vuelo.
En la nave del tiempo
se extravió un marinero,
justo cuando el deseo
susurraba un "te quiero".