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Hace mucho tiempo, cerca de los mares de Cuba un joven humilde llamado Daniel navegaba en medio de una tempestad. El viento soplaba tan fuerte que su lancha no resistió y se hundió. Daniel tuvo que nadar por muchas horas hasta llegar a la costa de una hermosa isla. Tan pronto pisó tierra, cayó exhausto y no despertó hasta el otro día. Cuando despertó, vio a una hermosa joven cargando una bandeja llena de pescado. La joven lo miró y le sonrio dulcemente. Al principio Daniel se asústo. Luego, se dio cuenta que la joven lo trataba como si fuera conocido y comprendio que la joven era muy pacífica.
Daniel, se acerca a la joven y le pregunta: ¿Dónde estoy? Ella, le contesta: - en Honduras. Daniel se queda pensando por largo rato y nuevamente le pregunta: ¿Cómo te llamas? Ella le dice: - Anaris - ¿ y tú? - Daniel -. Nuevamente, ella le pregunta: ¿Cómo llegastes aquí? Navegaba por los mares de mi país y de momento hubo una tempestad muy fuerte y se hundio mi lancha.
Ella le dice: No te preocupes te ofrezco alojamiento todo el tiempo que quieras. Pasaban los días y ambos descubrian que eran muy afines, compartian las tareas que día a día realizaba Anaris para sobre vivir en su país. Cada momento, cada instante que compartian reflejaba aspecto de grandes sentimientos.
Anaris, sentia que cuando estaban juntos era como si sus mundos se acercaran. Sentía que no existia distancia, ni tiempo que pudiera disminuir sus sentimientos hacia él.
Daniel pensaba que no existia persona, ni lugar que pudiera ocupar dentro de su corazón ese sentimiento que le provocaba la joven Hondureña.
Unidos para siempre entendieron que la felicidad brota del corazón, con el rocío del cariño, la ternura, y la comprención. Comprendierón que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir. Finalmente descubrieron que se amaban y que solo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser el amor, bondad, perdón, donación total.

Lumaris Cruz Chico

Texto agregado el 10-04-2005, y leído por 163 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
10-04-2005 un dulce cuentito; narrado con una sensible particularidad:sencillo y sin dotes extremas. segui tratandolo,la sencillez es la madre del triunfo. surenio
 
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