Vivir es una redundancia dicen, pero ¿que es vivir? sino la vida misma en acción permanente, en que intentamos encontrarnos a nosotros mismos sin saber que la búsqueda no debió nunca de ser iniciada, a menos por supuesto que pretendiésemos encontrarle sentido a cosas que a quien sabe que sujeto, hombre o mujer se le ocurrió.

Y como la idea de la "simultaneidad, perfección, eternidad, infinitez o amor" por mencionar sólo algunas, de las cuales no podemos hacernos en términos generales ni la más remota idea de cuanto abarcan y significan por si mismas, de las cuales hacemos invariablemente un uso realmente indiscriminado.

¿Quien puede decirnos lo que son todas éstas cosas o conceptos? el que tenga un libro con las definiciones de conceptos tales, que me lo preste para sacarle unas fotocopias.

La religiosidad que algunos persiguen y otros rechazan, determina la trascendencia de sus cuerpos en su propia conciencia, y por supuesto en los que les rodean sin saber si acertadamente o no, están en tiempo y forma presentes y a su lado, arriba o abajo de donde y depende en relación con quien o con que estemos comparándonos.

Si somos pura energía, y a su vez materia en esa extraña relación que ambas mantienen, ¿qué pasa cuando uno u otro deja de funcionar?

Lo pregunto porque al observar la muerte de mi abuela no alcancé, como no lo he hecho hasta el momento, a entender ciertamente que pasa con la energía que movía su corazón haciéndola vivir, y pedirme su jugo sólo unos instantes antes de su muy lamentable para los vivos, fallecimiento.

Su energía calorífica fue desapareciendo, al igual que la cinética, la eléctrica que la hizo pensar por muchos años, toda su vida conciente para ser exactos, que había algo más que le auxiliaba en las acciones a emprender, entonces creo que todo se volvió potencia, porque el motor dejó de funcionar.

La energía que la hizo para mí una mujer admirable e inagotable, se esfumó de entre mis narices y se fue muy dentro con un raro estertor de su garganta cuando como azorada abrió los ojos más grandes que le vi mas nunca, que pasó con esa vida y con su alma nunca lo sabré.

Eso es la vida, una redundancia con la muerte como parte componente inseparable (por ahora), algo que perdemos mientras buscamos, o nunca nos damos cuenta a tiempo de que tuvimos, como la felicidad y como ésta, salvo raras excepciones, un estado permanente.