La noche azul , aún no traía el manantial de su voz, ni esas sonrisas contagiosas, como menos la miel de su cuerpo .
Joseph, después de salir de su negocio de bienes raíces, se invadía tratando de encontrar , la belleza perpetua en la que estaba inmerso, de admiración , hacia ella , esa bailarina nocturna que envuelta de femineidad y glamour serpenteaba en las luces del escenario.
Joseph no tenía asilo en su mirada , sólo era como un árbol débil, sin cuidados .
Esas músicas , lo dibujaban saboreando a la misma musa imaginada , alguna vez en su pubertad.
Multitudes aclamaban todas las noches por ella .
Nunca faltaban esos hombres que con sólo pararse y disfrutar del tacto de su escultural cuerpo , metían billetes en las franjas de su ropaje , en la libertad de su escote .
Ella no lo vio, el pasaba desapercibido ,tonto soñador...¿quién iba a querer jugar a bailar con un inválido? .
Tal vez ella no lo percibió, aunque a la salida de ese club nocturno, una hermosa joven que tomaba casi siempre el autobús en esa cuadra , lo veía todas las madrugadas , y veía el detalle de su ser , como queriendo ampararlo, amarlo, vió su imagen interesante .
Aquel día que no tenía trabajo, igual fue a esa vereda y cuando vio a ese hombre , ella se presentó:-Soy Eugenia , te veo con frecuencia , voy a decirte porqué.Antes invitame un café y charlamos .
Joseph se olvidó de aquel amor platónico , ya que el destino le dió la oportunidad de que una buena mujer de él se enamore .
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