Lejos del país de mis lamentos, recuerdo con que rapidez huía, mientras las rosas se secaban en las ventanas, viendo el todo que era la nada disfrazada, el tren caminaba sobre los valles rojos con el aliento a cobre, saboreando la hiel, la cruda mañana, la luna se había escondido, y yo olvidaba todo, los vicios oscuros invadían mi sangre, mientras evadía la realidad veloz, ya que me disponía a llegar al final, olvide lo que era una hora, un minuto, de pronto, sin esperar, encontré tus besos que suavizaron mi andar, el tren calmo su paso, y los valles tendieron su mejor vestido, en las noches descubrí que tu tenias la luna, y en la sonrisa la portas, mi vicio se convirtió en deseo, y en tus los labios encuentran su alivio, hoy voy lento, y someto al viento para que te persiga, y el sol saluda tu pasar por que se lo eh pedido, no soy dios, demonio, ni ángel, ni poeta, soy la soltura que me brindo la vida, regalado al clamor que calmo tu rostro. |