Gasta mis labios, mientras deliciosa te nombren una vez al menos cada día en que como siempre te venga recordando, que si demoras demasiado tendré que tomar la iniciativa.

Bésame hasta en sueños y róbame el aliento y la saliva, que permaneciendo me mantengo en guardia esperando a que te animes, a sabiendas que tu boca se mantiene ocupada lo suficiente lejos como para no dejarme hacer una sola llamada.

Acaríciame lentamente con tu boca, respira mi aroma y embriágame con tu saliva hasta que tengamos que detenernos a beber algo más que amor, y cerrando los ojos volvamos a intentarlo.

Tócame en los labios para besarte yo las hermosas manos que frecuentan despeinar mi cabello, acariciar mis espalda, o fuerte mente sujetarme mientras desgastas mis labios y mis sentidos que de tu cuerpo inacabable se alimentan.

Gasta mis labios porque afortunadamente no puedo comerte a besos, que de lo contrario por consumirte estaría embriagado de tu piel como lo estoy de amor, y no sólo beso tu cuerpo.

Disipa la distancia que existe entre nuestros cuerpos besándome y rozándome el alma, abrazados y solos, dando vuelco a los límites impuestos por quienes nunca tuvieron la ocasión de deleitarse con nuestros besos, y hacer honor a lo no escrito podemos con nuestro brío, sin importar la lejanía.