Arremeto contra ti, ya no te resistes. Estoy rítmicamente moviendo una mano, la otra sostiene lo que antes te lastimaba, te huelo aunque estas ausente mientras te sigo escuchando, ya no te opones.
Sufres mis embates, que laceran prontamente mientras cierro los ojos que me arden de ira y miedo, y ahora sigues tan calmada tú, crece mi fetichismo, no tengo mas nada tuyo que tu cuerpo...
Regresa la calma y se marcha lentamente la tensión, estoy vacío y enfoco la vista en tu rostro descompuesto a ojos abiertos, ya no dices nada. Te escupo mis frustraciones a modo de reclamo con la inmunidad que me da tu silencio.
Has dejado de pelear, todas tienen su precio, ¿cual fue el tuyo? No me esperé para averiguarlo, demasiado pronto como para preguntar, mis ansias pudieron más que mi curiosidad.
Te voy lentamente despedazando, no mereces ya mi consuelo ni mi llanto, sobran jirones de hastío y recuerdos desgastados de cuando sólo te miraba pasar, ahora no sonries tanto, sobre el piso.
El crimen perfecto, amar sin ser correspondido tiene sus ventajas y recompensas, serás un cuerpo más de los que se encuentra uno al ir simplemente caminando.
Me llevo una prenda tuya para el recuerdo que deja ya de palpitar con ligero escurrimiento de camino a casa... tomo lo que no quisiste darme, tu marchito corazón, que gotea todavía entre mis temblorosas manos.
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