ollitsak

Quise sentir tu aroma
frugal y sensitivo
como el halo de una flor en primavera

Quise sentir tu piel y
mecerme en el vaivén de tus enojos
ser parte de tu risa loca y enredarme
en las cascadas de tu pelo

Quise sentir tu boca
de sonrisas ajenas
de besos que no llegan
de un no que me aqueja y ensombrece

Quise sentir tu cuerpo
cabalgarlo en una noche oscura
acompañados de silencios y caricias
de esperas contenidas y
promesas incumplidas

Todo esto quise
y solo fueron sueños encontrados
pero te prometo amor
que aunque no quieras
aunque tu risa sea ajena
aunque tus besos no me lleguen
aunque no cabalgue sobre tu cuerpo
en una noche oscura
de silencios y caricias
de esperas contenidas
no podré olvidarte y
seguiré meciéndome
en el vaivén de tus enojos...



el_intimista

En el vaivén del olvido

El viento, hace cantar sus soledades,
Y en los espejos amargos,
Los segundos pesan, como incontables arenas.

Es la esencia de la ausencia con el hacha,
Asolando al corazón por su corteza,
Sin dejarlo abrir su flor a las abejas,
Va cortándole el abrazo por las manos.

Es la pena en el columpio que se aferra,
Hamacando al suicidio entre los labios,
Y es la fe, de no querer perder tus ojos
En el vaivén olvido…

de la ola del olvido.


akim

LA MECEDORA

Se conocían desde hacía años
y se explicaban sus cosas
cruzando pensamientos
y unas pocas palabras.

Una mañana de enero
ella se desvaneció sin avisar.

Él nunca supo
si se la llevaron con engaños
o marchó por propia voluntad.

Fue entonces cuando le dijeron
que el amor fallece siempre
de muerte natural

por el transcurso del tiempo
o por la distancia
impuesta o deseada.

Sentado día y noche
en la mecedora
se pasa las horas

contemplando
una foto de ella
expuesta sobre la mesa.

Cuando se adelanta
casi la puede tocar,
cuando se impulsa hacia atrás
primero la ve borrosa,
después desaparece.

Y vuelta a empezar.