Pasan junto a mí pero van de largo, si nunca se detienen para saber al menos que no soy lo que parezco, sin maquillar lo que no sienten si no miran para atrás.

Van en busca de lo mismo que yo busco sin saber que frente nos encontramos uno al otro y tal vez sería de lo que tanto lo más de lo menos, pero siguen su paso cuando piensan sin conocerme y escuchar mis razones para al menos intentarlo.

Esas siluetas de locos que me perturban sin tocarme y me emocionan sin mirarme, van de largo en los días que pasan sobre mi espalda cual frío invierno que no deja nada a su paso que no me sepa a melancolía de lo que pudo haber sido.

Y me siguen y me juzgan, me abacoran y olvidan en un instante en que no les tenga presente un solo día mientras mucho muero y poco vivo más allá de lo que nunca podrán significar los días que me faltan por pasar de largo.

Desde aquí todo se ve diferente y en movimiento sin control alguno, la dirección la dejé anotada en algún lado y el papel que representaba se perdió entre otros tantos tan parecidos que nunca debieron estar en ese cajón sin manija que se quede en mis manos, mientras ellos o ellas van de largo.