Existió la pequeña cantante de rock salvaje que exprimía su cabezita en todos sus temas musicales... Para ser la mejor.

Nadie sabía cómo había llegado hasta allí, aunque sí sabían que interpretaba su papel como si se tratase de un genio.

En algún sentido estaba dispuesta a todo. Sus canciones eran conocidas por su orgulloso despecho contra las civilizaciones tercermundistas. "Dejando la política a parte he llegado a orinarme encima de una mesa" citó para el periódico en una ocasión.
En ocasiones se arrodillaba ante el público y restregaba sus cabellos rizados en el suelo con la clara intención de poseer al espectador. Aquel que la observase con atención durante algunos minutos recibía una punzada eléctrica en su espalda que lo dejaba extasiado durante algunos segundos. Y en cuesión de horas, tras la experiencia relajante, el afectado deseaba esculpir en las paredes de su casa figuras poligonales y palabras de tan sólo tres letras. Hubo quien ingresó en la cárcel por ello.

La cantante continuaba recelando de su inigualable personalidad. Su mirada era inquietante, más bien, hipnotizante. Ocurrió que bajaron las listas de enfermos mentales, incluso algunos médicos llegaron alegrarse de cuanta gente se recuperaba de misteriosas enfermedades que habían comenzado a desaparecer.

Cuando se alzaba ante el tugurio y gritaba sus estribillos a pleno pulmón la gente expulsaba de sus cuerpos un campo de energía que chocaba con las paredes y hacían vibrar la sala.
La rabia contenida de ese ser bailaba con la armonia de su juego de muñecas, que le permitían a ella dibujar algunas expresiones de burla y excitación en su cara.

En cuestión de algunos conciertos, la joven cantante consiguó reunir a un número de fans considerable cuestionando así su escasa popularidad que algunos críticos le habían otorgado.

Un día la artista dirigió su mirada a la camara, y las nubes más negras y telosas se cirnieron sobre una gran ciudad. El resulatdo fue la evacuación sistemática de toda la población a consecuencia de un extraño olor que penetró hasta en la última casa.

Días después alguien escribió un libro sobre los hechos... Pero nadie lo compró jamás.

Se había extinguido la más importante y definitiva forma del saber...
En Mayo del siguiente año se reanudó la gira.


FIN


Lean "Los huerfanos de la Montaña"