Para ser sincera no se bien que hago con él, inercia creo que lo llaman, realmente no soy infeliz, soy algo menos que feliz, no por él, sino a causa de él. Si bien por el es que muchas de mis desdichas han aparecido, mi responsabilidad es!, de no ser lo suficientemente mujer como para no permitirlo.

Hacer un resumen de mi vida hasta ahora sinceramente me cuesta, el hecho de pensar lo que he vivido y lo que no he vivido, atrae un sentimiento de angustia, que por estos días se me va haciendo familiar. Tampoco puedo victimizarme y decir que tan horrible ha sido mi vida, cuando a pesar de las cosas que he pasado, igual algunos buenos momentos he tenido. Mi familia, hoy por hoy lo único que me va quedando, y mis ingresos, superiores a los de toda esa gente que se autodenomina “fuerza laboral” y que son empleados subyugados, me permiten vivir una vida fácil de llevar, en cuanto a necesidades materiales. Miles de personas me rodean, es como si todas ellas fueran hormiguitas, detrás de mi azúcar.

Mi vida comenzó a estropearse cuando conocí la palabra rehabilitación, y comencé a evitar ciertas cosas, o me comenzaron a evitar ciertas cosas. Tenía un problema (dicen que el primer paso de las rehabilitaciones es aceptar que tienes un problema), que viene siendo por estos días el menor de todos.

Nunca he dormido bien, salvo cuando no tengo que hacerlo, el soñar ha dejado de ser un beneficio para mí. La cosa es que, ese día de lluvia, lluvia lo único que me traía una pasajera tranquilidad, decidí dar un paseo por donde nunca había ido, a lo menos concientemente. Caminé horas según mi reloj, hasta que decidí tomar un taxi e ir a su casa. Estaba este tipo afuera, parado, con una cara de imbécil profesional.

Las ganas de escapar de mi realidad eran exasperantes. Pedí a Dios mi único consuelo por estos días, me ayudase, pero siempre pienso en lo egoísta que soy molestando a Dios con mis insignificancias, mientras niños mueren de hambre y hombres y mujeres mueren en las guerras. Sufrir no es para nada una linda palabra, es nuestra triste realidad. En otras épocas fui optimista, pero dicen que “los pesimistas son optimistas con experiencia”.no?

No sé muy bien como, pero con una botella en la mano, lo vi en el piso, parece que fui yo. Soy totalmente inocente, ¿Como ser culpable no estando consciente si lo hice? yo no pude hacer eso. Lo único que me queda es escapar, si esto se sabe, mejor ni lo pienso.

Era casi medianoche, y ninguno de mis músculos atinaba a moverse ante la horrorosa imagen de mi destrucción. Al rato tiré la botella y me fui, seguía lloviendo. Corriendo más que corriendo…..El dolor de cabeza, instantáneo, en polvo, aparece, se diluye en el agua y me mata, de desesperación angustia, asco, arrepentimiento?....Corro, corro mucho, me salpico demasiado, y tropiezo caigo al cemento, es tanta la confusión que ni siento el golpe. Este tipo me ayuda a pararme y me pregunta ¿Qué pasa?

- Nada –le digo- Tropecé..
- Todos tenemos tropiezos –dice con una cara de imbecil que ya le había visto
- No estoy de humor
- ¿Haciendo deporte un día de lluvia?
- No seas idiota, escapo -lo sé, lo sé. Se me salió….no es mi costumbre ser tan franca.
- ¿De que?
- De un tipo, un imbecil
- ¿Que te hizo?
- ¿No son muchas preguntas?
- Nunca son muchas…
- Si, son muchas, me voy, ah gracias
- No
- No que?
- No te vas
- Ja Ja, ¿me obligas?
- No

Veo que su cabeza sangra, se lo hago notar, a la altura de la nuca, parece una cañería, mucha sangre por hoy. Pienso. Debe ser la lluvia, sino tanta sangre sería algo grave.

- Oye estas sangrando sabías, acá en la nuca
- ¿Ah?
- Que sangras! Me escuchas bien?
- Si te escucho (se toca la nuca)
- ¿Que Pasó?
- Muchas Preguntas!………

-Silencio-

- me caí
- Ah!
- Ves algo en común...
- Todo muy bien, pero me voy…
- Vete

Y me fui, el tipo estira su mano ensangrentada y se despide cordialmente, sin preguntar nada más, camino un poco, hasta que deje de verme, y empiezo primero a trotar, después a correr…..