Fascinado por esto de las comunicaciones
El Ruperto se inscribió en Internet
Le ofrecieron banda ancha
Pero el contestó que vivía en una mediagua
Y que no le cabía nada que fuese muy grande
Optó por un plan económico
De esos que son casi gratis
De lunes a viernes a las cuatro de la mañana
También se inscribió en el cable
Y veía películas hasta el hartazgo
Como es medio chalado
Puso teléfono a pesar que no conoce a nadie
Y nadie lo llama a su casa
Le ofrecieron un celular de ocasión
Y el muy tentado también se lo compró
Así pasaba su vida el muchacho
Medio durmiendo y medio despierto
Chateando con senegaleses
Y con coreanos de Pakistán
Escuchando noticias en francés
Y recibiendo múltiples llamados
De candidatos a diputados de su distrito
Lamentablemente este bien informado muchacho
Fue despedido de su trabajo
Por necesidades de la empresa
Con el desahucio pagó las cuentas
Y siguió chateando con una ucraniana,
con una cubana y con una argentina
Y vio todas las películas que dieron
Y los candidatos le continuaban llamando
Pasaron los meses y los ahorros se acabaron
Las cuentas comenzaron a amontonarse
Cierta tarde le llamó una niña
Para que se acercara a las oficinas
A pagar la cuenta del teléfono
Luego encontró bajo la puerta
Una nota conminatoria
Que lo amenazaba con las penas del infierno
Pero que no hiciera caso si había pagado
Una tarde ya no hubo cable
Y debió tragarse las telenovelas chilenas
Y las mismas caras del jet set criollo
Luego Internet se quedó muda
Y adiós chateo con extraños
El teléfono dejó de sonar
Y una voz reiteraba
Que la línea por obvias razones
Había sido inhabilitada
El celular, su último bastión
Le fue sustraído en el autobús
Y Ruperto se quedó sólo y aislado
Y con muchas cuentas impagas
De vez en cuando suena el teléfono
Para preguntarle ¿Y? ¿Cuándo?
Quiso colgarse del cable y lo pillaron
Y ahora también se terció el Juzgado
Trabajo aún no encuentra
Y en su barrio no conoce a nadie
Arrendó una película en un video club
Pero no tiene video grabador
Una noche golpearon a su puerta
Era una vecina que nunca le había hablado
Y que ahora necesitaba un poco de azúcar
Él le dio una taza llena y se dio cuenta
Que la chica tenía lindos ojos
Ella le sonrió como una princesa
Y le dijo que al otro día le devolvía el azúcar
El le respondió que no, que era mejor
Que le aceptara una invitación al Cinemark
Ella sonrió y no le respondió
Y desde entonces, Ruperto aguarda
Que ese cable mágico le conecte
Sin planes de pago ni vencimientos
Con aquellos ojos hermosos y con esa sonrisa.
Texto agregado el 12-08-2003, y leído por 609
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
30-12-2005
Oye, has disimulado durante el desarrollo para sorprendernos con ese bello final de amor y esperanza. Eres muy artero!
Felicitaciones.
ergo
ergozsoft
13-02-2005
Excelente. Entretenida y bien contada. Felicitaciones y van mis 5* jorval
13-08-2003
que buena historia!!! que esperanza entre tanta desdeperanza, tiene un tono gracioso eso si. Está muy bueno. Me gusta leerte! CaroStar
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