No sé de que tengo ganas realmente, tal vez sólo de dormir pero no solo sin ti, y tan profundamente que sea consciente de mi propio sueño aún sin tenerlo que saber, para controlar a gusto y conveniencia mi estado de letargo y así poder soñar contigo.

Tengo ganas creo, de que todo esto valga la pena y se me quite el dolor de la cabeza, que se detengan ahora los movimientos peristálticos y si se puede además, desconectar esa zona desconocida que aunque forma parte sabemos del cerebro, tercamente llamamos corazón.

Tengo ganas de ya no tener frío ni calor en demasía, de que salgas y te acerques hasta mí, o de que salgas de mi mente y de mi vida, para que puedas hacer lo que como siempre haces con tu vida, cuanto quieras pero sin que realmente me afecte todavía.

Tengo ganas de frente tuyo hablar con el corazón, pero se apaga mi boca, se queda callado al oírte y no deja de latir como yo quisiera, por eso te escribo esto, donde quisiera que todo fuese al revés y que murieras de amor por mí, hoy que ya no me basta la cortesía y no tienes ni la más remota idea de cuanto tengo ganas de tí.