Quizá, sólo talvez pienso que el rasguño que me diste al hablarme un día, me ha dañado demasiado como para recobrarme y renunciar e mi fútil enamoramiento envenenado de ti.

¿Acaso te diste siquiera cuenta de que cuando me rozabas temblaba todo? Que hasta me corte una mano por sentir tu voz cercana, viéndote tan alta e inalcanzable como quimérica inacabada de mis locos sueños contigo.

Quizás alguno de los síntomas te llegó a la mirada, pero sonriente lo evadiste sin inspiración que algo fallido en mí no provocara, sinceramente no veo otra más breve explicación.

Por ventura aún te vengo soñando después de saber tu causa perdida y no por ello soy menos tuyo, quizás mientras la llama del recuerdo se mantenga encendida en mi cerebro, hasta que sepa que pasado el tiempo nunca escribas siquiera por interés.

Posiblemente quizá, nunca pasó nada de lo que seguro otro segundo más sueño de febrero fue, y lo recuerdo ya apenas cuando en mis noches sin sueño, te las dedico acaso escribo de entrada tan sólo tu nombre.