Ernesto no soportaba más la situación. La relación de ellos dos era realmente insostenible, cada vez que se veían terminaban peleando.
Ernesto entendía los problemas que ella tenía en el laburo; ella comprendía la tensa situación familiar de él.
Cada uno conocía perfectamente los pesares del otro, pero esto no era suficiente. Así que, aunque ella fuese lo único que tenía, él había decidido decir no. Era simple, ella entraría, él fingiría estar triste, ella preguntaría ¿Todavía me querés? y él solamente debía decir no.
No, porque no podía soportar eso más.
No, porque no debían seguir estropeándose la vida.
No, por el bien de los dos.
... Y había ensayado cincuenta "NOS" distintos en el espejo... Terminó decidiéndose por un ¡NO! terminante, un NO para siempre, definitivo.
Así que cuando ella apareció, él estaba listo y permaneció frío, imperturbable;
Y cuando ella, llorando, le preguntó ¿Me vas a dejar?
él, terminante, dijo no.
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