En Viña del Mar, en el otoño de 20…, estábamos con mi mujer comenzando a disfrutar un merecido descanso, había terminado el verano y se habían ido los veraneantes, cuando recibí una llamada telefónica, era Bill Gates, deseaba tener una reunión conmigo, en sus oficinas en Estados Unidos, para lo cual me enviaría su jet privado. No quiso adelantarme más por teléfono. Acepté la invitación.

Seis días después, me reuní con mi amigo Carlitos, en el Club Naval de Valparaíso. Como de costumbre, el club estaba prácticamente vacío, así es que pudimos conversar tranquilamente.
—No te imaginas que hace sólo dos días, a esta misma hora, estaba en los Estados Unidos en las oficinas de Bill Gates en Microsoft — le dije a Carlitos.
—Oiga comandantol, no me venga con cuentos, ¿Bill Gates, el de los computadores? Ud. sabe que yo no entiendo ni jota de esos aparatos.
—No te asustes, no se trata de computadores. Hace una semana me llamó y me envió su avión, que me trasladó hasta sus fabulosas instalaciones, ubicadas en el noroeste de los Estados Unidos. En otra oportunidad te contaré lo que vi en Microsoft.
—Podría haberme invitado, Ud. sabe que me entretienen esos viajes —me contestó Carlitos haciéndose el sentido.
—Bill Gates supo de nosotros por el gobierno de los Estados Unidos, le contaron que habíamos aclarado el caso del Vuelo 19 y encontrado el tesoro del Dresden, en fin, tenía muy buenas referencias nuestras. Presiente que con esto del software libre y la introducción de Linux, mas temprano que tarde, su sistema operativo Windows pasará a la historia, y no se resigna a que en cincuenta o más años, su trabajo y su nombre, no ocupen más de un par de líneas en la historia de la computación, desea contribuir con algo realmente importante a la historia de la humanidad, que su nombre sea recordado por siempre, por ello está empecinado en esclarecer todo lo relacionado con la desaparecida Orden de Los Templarios, la ubicación del Arca de la Alianza y el destino de los tesoros acumulados en el templo del Rey Salomón. ¿Sabes algo de ello, Carlitos?
—De Los Templarios, me imagino que deben haber sido unos caballeros muy templados, del Arca de la Alianza, seguro que ahí guardaban los 10 Mandamientos y respecto a Salomón recuerdo que fue muy sabio y que se comió a la reina de Saba. ¿Desea saber algo más? —Me contestó Carlitos riéndose.
Continuamos conversando y concordamos en que la única manera de abordar estos temas era por etapas, y por supuesto, la clave estaba en la Orden de los Templarios, para lo cual teníamos que reunirnos con Yolanda la adivina y Laura la médium, para tratar el tema, y mediante sesiones de espiritismo o de telepatía averiguar lo sucedido. Prepararía un resumen para leerlo en la próxima reunión. Carlitos coordinaría el lugar y fecha donde efectuaríamos la primera sesión.

Tres días después me reuní con Yolanda, Laura y Carlitos, en un salón ubicado en el último piso del nuevo hotel Miramar, en Viña del Mar, con una preciosa vista a la bahía de Valparaíso. A cada uno le entregué una carpeta con un par de hojas y luego comencé a leer en voz alta: La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo fue fundada en Jerusalén en 1118, por Hugo de Payns y ocho caballeros más, todos nobles franceses. El Rey de Jerusalén les dio como sede, la mezquita blanca de Al-Aqsa, lugar del emplazamiento del destruido Templo de Salomón, por lo que también se les llamó del Templo de Salomón o más sencillamente "Templarios". Estos caballeros, durante los primeros nueve años de existencia de la Orden, no admitieron a nadie más en ella, y sólo se dedicaron a excavar en el lugar, se presume que en busca del Arca de la Alianza y los tesoros del Rey Salomón, ¿alguno de Uds. sabe algo más respecto a los Templarios?
Entre los cuatro continuamos conversando respecto al tema y concordamos, que deberíamos comenzar por saber exactamente, lo que los Templarios habían encontrado en sus excavaciones, en aquellos nueve años iniciales. Para ello invocaríamos a los caballeros fundadores de la Orden, en sesiones de espiritismo las que si podíamos, trataríamos de convertir en conexiones telepáticas.

Durante los siguientes siete días efectuamos sesiones de espiritismo, pero en todas sólo asistieron espíritus traviesos y no conseguimos conectarnos con alguno de los Templarios fundadores.
—Creo que estamos perdiendo el tiempo — dijo Laura y continuó— deberíamos trasladarnos hasta Jerusalén, y realizar nuestras invocaciones desde más cerca, si es posible en la misma mezquita.
—Tienes razón —dije y continué—, Carlitos, ¿podrías coordinar nuestro traslado hasta Israel lo antes posible y ver dónde podríamos efectuar las sesiones?

Llevábamos 10 días en Jerusalén instalados en una casa cercana a la mezquita. Esa tarde estábamos sentados alrededor de una mesa, con nuestros dedos en la tabla Ouija, y concentrados esta vez, en el espíritu de Godofredo Bisson, uno de los nueve fundadores de la Orden. No había pasado un minuto cuando notamos que Carlitos se ponía rígido en su silla y un halo rodeaba su cuerpo que brillaba intensamente. Como habíamos convenido, Yolanda grabaría la sesión y yo la filmaría.

Laura preguntó: ¿Quién se ha hecho presente?

Carlitos contestó: Soy Tarsis, uno de los Caballeros de Luz que en vuestro Universo me materialicé en el cuerpo de Godofredo Bisson. Tengo instrucciones de responder a todas vuestras preguntas.

Laura preguntó: Señor, deseamos saber lo que encontraron los Templarios en sus excavaciones en la mezquita de Al-Aqsa.

Carlitos contestó: Encontramos el Arca de la Alianza y los tesoros del Rey Salomón. Cuando fuimos expulsados de Palestina trasladamos el Arca y sus tesoros a Chipre, luego a la península ibérica y finalmente a Francia. En el año 1301, cuando nos dimos cuenta que el Rey Felipe IV de Francia, el Hermoso, quería despojarnos de nuestros bienes, decidimos salvar el Arca, enviándola a América en una carabela tripulada sólo por Templarios. Los viajes entre Europa y América se efectuaban desde la época de los egipcios. Después de la caída del imperio egipcio, estos viajes fueron más esporádicos, hasta que los vikingos retomaron la ruta entre ambos continentes.

La sesión duró un par de horas. La grabación de la sesión fue perfecta, pero la filmación un fracaso. Bill Gates nos envió su jet y nos trasladamos hasta Edmond, Washington; le informé lo que habíamos obtenido y le entregué una copia de la grabación de la sesión. Lamentablemente la información no era muy favorable, el Arca se encuentra en una de las islas del Archipiélago de Camaguey en Cuba, tendríamos que esperar que el gobierno de Fidel Castro…

Al despedirnos, Bill nos insistió: Ustedes preparen todo para la expedición que yo me encargaré de Fidel.

JORVAL (26)
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