Jamás, nunca digas nunca, no menciones mi nombre siquiera que no has de volver, pues de nada ya te serviría y eso sólo te ha de doler, el aceptar tu derrota y tu fallida elección. Si no te rogué no fue por orgullo o dignidad que me sobran todavía, fue porque mucho o poco, tu trabajo te habrá costado creo yo, el haber tomado esa tan tuya decisión.

Jamás, nunca niegues lo que en ti ocurrió, las cosas que hicimos un día, que aunque como todo se terminó, no busques cariño o en otros brazos compasión hasta que no aceptes que nunca diste lo mismo que yo, respeta mis cosas y deja que yo recuerde las cosas tuyas, las que hicimos un día en que juntos nos encontramos al despertar a tu lado, por favor.

Jamás nunca me compares con otro, que nadie podrá quererte como yo, en mayor o menor medida talvez, pero nunca como lo hice yo, nadie morderá tu pecho y labios como yo un día, ni te escribirá esas cosas que sé aún conservas a tu lado, seguro estoy de que como yo, mientras estuvimos juntos sentiste lo que nunca volverás a sentir si no estoy a tu lado. Jamás nunca, porque no lo debes decir, pero esas cosas sólo se sienten y pasan una sola vez, lo acepto y no lo niego, tal vez quienes vengan lo superen, por tu felicidad y bien lo espero, pero jamás lo igualarán, porque aunque busques mil años, como yo no existe en el planeta nadie más.