LOS GUERREROS DE DIOS
Por: Juan Esteban Osorio G.
Cuentan los poetas que un día Dios reunió a todos los ángeles del Reino y les dijo:- Estoy cansado de la situación en la Tierra, debo adelantar el Plan Divino. Necesito que uno de ustedes busque un ser entre todos los seres y lo convierta en un guerrero de la luz, así mi espíritu estará de nuevo entre los hombres. Inmediatamente el Arcángel San Gabriel que conocía la voluntad de Dios, cogió rumbo hacia la Tierra.
Llevaba un buen rato de camino cuando divisó en una asfixiante ciudad a un joven a punto de saltar de un puente, el Arcángel se apareció ante él y le dijo:- No temas pues de ahora en adelante tu vida tiene un nuevo sentido, en nombre de Dios te elijo para que seas un guerrero de la luz. El joven que no acababa de salir de su asombro, reprochó: - ¿Pero qué esta pasando? ¿Por qué vienes a detenerme? ¿ Dios no va a querer la vida de un cobarde como yo? No me interrumpas, déjame terminar con todo y búscate a alguien mejor que yo, un hombre que realmente les de la talla.
El Arcángel contestó:- Amado mío, no intercedas en los designios del destino, pues tú eres el elegido, ya no habrá sombra ni temor pues estás en manos del Amor, y si lo sigues a Él, toda tú desesperanza se esfumará y conocerás la felicidad en la Tierra como ningún ser la conocerá jamás. Tu espada será la espada de Dios, su fuerza tu fuerza, su verdad tu verdad. No temas más y levanta la cabeza, pues cuando el guerrero oye el grito de guerra se llena de coraje y parte hacia la batalla con la convicción de traer el triunfo para su Señor. Fueron tan hermosas las palabras del Arcángel San Gabriel que el joven sintió que una fuerza que el no conocía crecía dentro de sí y con una sonrisa selló para siempre su destino. El Arcángel tomó al joven por la espalda y en un suspiro lo elevo por los aires y el joven pudo conocer la libertad que solo conocen las aves al volar. De pronto se detuvieron en un lugar extraño. Era un desierto de arenas rojas y cafés, no había sol y solo se sentía un viento helado que traspasaba los huesos. El joven preguntó:- ¿Esto es la muerte? Entonces morí, tú no eres un ángel, sólo eres la muerte que me trajo a su reino con engaños e ilusiones falsas y este lugar no es más que el lugar de mi condena por haber despreciado la vida, mi eternidad será triste y fría.
- No dudes de mí, pues mi ley esta inscrita sobre las rocas desde el principio de los tiempos, y esta ley es la verdad. Respondió San Gabriel en un gesto desafiante.
El joven que por cierto se llamaba Juan, inclinó la cabeza, en un gesto de humildad. - Mira, dijo el Arcángel, esto que tú vez es el reino de la soledad, y sobre ese lago que se ve al fondo se pueden proyectar todos tus deseos y tus sufrimientos de ser mortal. Ve hacia él y dime que ves. Juan se acerco hacia el lago y dirigió su vista hacia esas aguas turbias en una mezcla de temor y curiosidad. Del fondo de aquel melancólico lugar surgió una claridad y en ella se proyecto frente a el joven toda su vida, pero más que nada sus derrotas, sus infortunios, de cuando en cuando aparecía gente amada que formaba una chispita de alegría en su corazón. Juan se sintió triste y dirigió al Arcángel una mirada profunda y suplicante.
El Arcángel le respondió en un lenguaje que él no conocía, el lenguaje de la conciencia: Juan, donde está tu conciencia allí estará tu corazón. Lo que has visto es sólo el reflejo de lo que tú crees que es la vida. Pero yo estoy aquí para recordarte que todo puede volver a comenzar, cómo sale el sol después de la noche y cómo después del invierno llega la primavera, así tu corazón podrá amar de nuevo y amar con una gran pasión, pues esta es la verdad del hombre que ha sido transformado por el amor de Dios.
- Juan despierta, dijo el Arcángel, no te puedes quedar mucho rato en el reino de la soledad pues tienes una vida que vivir, ve allí cuando necesites respuestas y sabiduría, nunca te quedes demasiado tiempo, pues donde habita el sabio también habita la soberbia. Juan despertó en un paisaje hermoso, verde, verde de paz, verde de esperanza, verde de amor. Juan este es el reino de las cosas que te dará Dios, exclamo la voz del Arcángel en su interior. Obsérvalo bien pues la primera vez es única, prosiguió la voz. Mira el lago de la esperanza, mira el lago de las ilusiones, esta allí al frente tuyo, sumerge tú mirada en el y deja que la luz vuelva a tú vida. Y así lo hizo Juan, así conoció el amor de la mujer elegida, su alma gemela, que siempre había estado allí esperándolo. Juan observo como sostenía entre sus brazos a su primer hijo y más adelante como una gran multitud aclamaba su voz y como sus palabras eran sabias y eran medidas de forma que no decía ni mas ni menos de lo necesario. Se observo viajando y conociendo muchas culturas y razas. Luego se contemplo viejo y canoso, rodeado de nietos y despidiéndose de los suyos antes de mirar directamente a los ojos al Señor...en ese momento la visión fue interrumpida y Juan sintió una gran calma, un paz que viene del alma y que se siente profundo, muy profundo, como una paz olvidada, que se vuelve a recobrar.
El Arcángel se apareció junto a Juan y puso su mano sobre su hombro y dijo: - Juan, eso es lo que te tiene reservado el Señor, pero como todos los grandes regalos este no debe ser abierto hasta que sea el momento oportuno. Recuerda siempre tú visión pues en los momentos de más oscuridad ella te dará fuerzas. Al comenzar no te lo dije, pero no es fácil ser un guerrero de la luz. Ahora cierra los ojos. Juan...Juan allí mira en ese abismó oscuro vamos a visitar a las almas torturadas, prepárate y acuérdate que en un lugar no muy lejano te espera el amor verdadero, tú alma gemela, ella te dará luz para enfrentar esta difícil prueba, así hablo su conciencia. Y Juan se concentro y vio a su alma gemela, era hermosa, tenia el cabello negro como la noche y una mirada tierna, era todo lo que esperaba... de pronto se encontró en un túnel, con mil entradas y salidas. Allí amontonados en grietas había unos espectros blancos, con miradas de gran melancolía, no se comunicaban entre si, solo caminaban y caminaban, de vez en cuando uno se caía y lloraba amargamente. Juan interrogo a uno que estaba tendido en el piso cerca de el: -¿Dime tú alma condenada porque estas aquí y cuál es el motivo de tú llanto? Pregunto Juan. El espectro respondió: - Yo era un guerrero de mi época, participe en muchas batallas, con mi ejercito conquistamos la mitad del mundo conocido... luego en una de tantas guerras fui herido, lo cual era un honor para nosotros, los más valientes se enorgullecían de las cicatrices obtenidas en combate y allí no recuerdo más... luego desperté envuelto en una luz blanquecina y allí estaba Él, era hermoso, nunca sentí una alegría tal, fui juzgado, vi mi vida y mis faltas, luego hubo un silencio...ahora heme aquí destrozándome de culpa. ¡Era tan hermoso! Porque tuve que ver su rostro, preferiría mil brazas ardientes sobre mi piel que haber sentido esa paz y esa alegría que ahora he perdido para siempre. Si cuando era mortal hubiese conocido la verdad no habría cometido tantas atrocidades, ojalá se apiadaran de mi, realmente me arrepiento.
- Yo no he venido a juzgarte, solo vine a conocer el sitio donde se hunden las almas torturadas, total se lo merecen. Dijo Juan en un todo de prepotencia. - No digas eso, respondió el guerrero, pues la soberbia es la que me tiene condenado, Él es bondadoso y si nuestro arrepentimiento es sincero nos da una segunda oportunidad. No dijiste que no venías a juzgarme pero lo haces, yo solo quería un poco de gloria en la Tierra, nací en tiempos duros, lo único que engrandecía al hombre era tener sobre su cabeza el peso de los enemigos vencidos y el amor de varias mujeres. Al principio luchábamos por un ideal, aunque no todos, luego empezaron las violaciones y las masacres, decíamos que las mujeres eran nuestro botín de guerra, pobres desdichadas, las ultrajábamos y luego matábamos a sus hijos. ¡Cuanta maldad! Los imperios son como la arena que cuando se empuña con fuerza se cree que no se puede escapar ni una partícula pero que poco a poco se va esfumando de las manos casi sin darnos cuenta. De pronto el espectro se elevo y se desvaneció con una amplia sonrisa, había ganado su segunda oportunidad.
Juan sal de allí, dijo su voz interior, de pronto Juan estaba acompañado por el Arcángel San Gabriel. Este exclamo:- Juan estos espectros no saben que no tienen solo una segunda oportunidad sino varias, las suficientes. Porque el Padre es generoso y quiere con amor profundo a sus hijos. Algunos mortales se atan mucho a sus bienes materiales, por lo cual cuando se convierten en espectros no deambulan por los túneles del arrepentimiento, donde pueden meditar sobre sus faltas, sino que se quedan estancados en la Tierra, deambulando por los sitios que recorrieron en vida y sin sabe que fue lo que les paso, igualmente a ellos se les presenta también al Padre y se les hace su juicio, algunos se arrepienten, otros de la culpa pasan a la rabia y se convierten en servidores del mal, lo que ustedes conocen como demonios, almas atormentadas más allá de lo imaginable, que solo piensan en vengarse del Padre por no dejarlas entrar al Reino. Pobres, no saben que el camino hacia el Reino del Padre es eterno, es la inmediatez humana que no entiende nada de las cosas de la eternidad. Juan pregunto:- ¿Estas almas son gobernadas por Satanás? - Llámalo como quieras respondió el Arcángel, el espíritu del mal tiene muchas formas y muchos medios, no es como ustedes creen en su ignorancia, no es con cachos y cola, es la tentación misma, es el poder, la soberbia, la vanidad, el orgullo; él no tiene forma es todas las formas. El mal es como una especie de sentimiento que nace en los corazones ambiciosos y sedientos de poder. - ¿O sea que puede estar en cualquiera? Pregunto Juan.
- Es como el bien, también puede germinar en el corazón de cualquier persona, es mucho más sencillo de lo que ustedes piensan, servir al Padre es realmente gratificante. Estas son las leyes que el Hijo vino a darles: “no denigren el amor, no derramen por ningún motivo la sangre de sus hermanos, amen a sus hermanos como su Señor los ama a ustedes”, si siguen estas normas serán bendecidos y la tierra toda brillara pues se transformara en un reino del Señor, la gloria de los caballeros antiguos volverá a la tierra, hombres y mujeres cantaran las alabanzas al Padre junto a los ángeles. Pero lamentablemente la humanidad tiene que sufrir numerosas penurias antes de seguir lo que es verdadero. Respondió el Arcángel.
Y Juan tubo una chispa de sabiduría y comprendió que el camino hacia el Padre era un camino de humildad y de obediencia. También comprendió que el hombre no se gobierna solo y que cuando se tiene presente en la vida diaria la presencia de Dios esta alcanza un carácter divino. Ese es el verdadero camino hacia la eternidad.
- Bueno Juan, ahora has visto el destino de los hombres codiciosos que quieren la Tierra para si y no la comparten con sus hermanos, sus botines de guerra son su propia condena. Aprende bien la primera lección del guerrero de la luz pues muchos hombres han luchado por buenas causas pero se han vuelto corruptos y malvados. “El que luche por mi tendrá la victoria, pues solo la victoria es de quien la acepte como mía”. Son palabras del Padre. Lucha por los buenos ideales, piensa en lo que le agradaría a tú Dios y hazlo, ofrécele el sudor de tú frente, encomiéndate a él, ofrécele tu descendencia y todas tus luchas serán tenidos en cuenta en el Reino. Ven ahora iremos a otro sitio.
- Mira y no cuentes a los demás mortales lo que ves, pues una maravillosa parte del Reino está ahora ante tus ojos. Y Juan despertó y no creyó lo que veían sus ojos; se encontró frente a un salón de mármol blanco inmenso con columnas gigantes, tan inmenso que se perdía a la vista como el mar. Debajo de cada columna había un ser de luz meditando y flotando en el aire. Algunos reflejaban preocupación, otros inmensa alegría, su meditación era profunda. Juan preguntó:- ¿Quiénes son estos seres tan hermosos? Y el Arcángel respondió: - Juan esos son los ángeles guardianes, a cada criatura pensante del universo se le asigna uno. Hablan a través de la conciencia, dan los mejores consejos, no es difícil oírlos, lo único que hay que hacer es apreciar el silencio y por medio de este llegar al conocimiento interior. En ese lugar donde la mente se sutiliza se escucha claramente la voz de los guardianes. Estos luchan incansablemente, especialmente con los hombres que se olvidan de buscar las respuestas en su interior y no se cuestionan, los hombres parecen moldes de una misma máquina, los sueños, las metas individuales se han perdido, he allí el resultado de su llamada industrialización, nosotros aquí la llamamos moldealización. Solo algunos hombres se lucran de esta programación global, los otros sufren como condenados por no tener una identidad. Dios solo le pide al hombre que sea digno, no que se rebaje a la condición de una máquina programada para solo buscar respuestas en el exterior, respuestas ya dadas. ¿Entonces, para que se les dio la conciencia? ¿Por qué no la saben utilizar?
Cada que el Arcángel San Gabriel se pronunciaba, Juan se llenaba de sabiduría, todas las cosas que no entendía y que lo martirizaban al punto de desear la muerte, ahora se aclaraban, su conciencia adquiría un brillo que no se apagaría jamás.
- Ahora Juan siéntate en esa columna y concéntrate, siente la conexión entre todos los seres, visitaremos la conciencia de tú alma gemela. Juan se sentó, al principio no sentía nada, entonces cerro los ojos con fuerza, de pronto volvió a su mente la imagen de los negros cabellos de su alma gemela y se sumergió en ellos, sintió que cada fibra de su ser navegaba en esa corriente dulce y suave, luego vio los ojos de su amada y sintió una inmensa alegría, pues en ellos habitaba una luz que solo le corresponde a las almas fuertes y llenas de Dios; así paso un buen rato admirándola, sus facciones, sus gestos, todo en ella le pareció hermoso, desde ese momento Juan decidió pasar las pruebas que fuera con tal de tener un solo segundo en los brazos de aquel hermoso ángel. Así quedo sellado su destino, también prometió buscarla por toda la eternidad para estar con ella por siempre.
Juan vio más allá del tiempo y con asombro descubrió que ese brillo y esa altivez que tenia su amada, venían directamente de una raza de hombres y mujeres dignos y fuertes, verdaderos guerreros de la luz, que habitaron hace mucho tiempo en la Tierra. Durante el período en que estos hombres habitaron en el planeta, hubo paz y prosperidad, pero de esa época de gloria solo quedan los poemas antiguos y todavía se ven con raras excepciones vestigios de esta gran raza que gobernó un día la humanidad; que miraban directo a los ojos con la cabeza en alto, que amaban la vida y que se sentían orgullosos de dedicar el sudor de su frente a Dios. En esos días los hombres eran gobernados por las leyes del Señor y todas las maravillas del Reino fueron conocidas en la Tierra.
Juan se dio cuenta de otras cosas que lo impactaron, observo los defectos, las luchas y los conflictos internos de su alma gemela, pero supo que tenia un espíritu de guerrera y que ella pasaría todas las dificultades y que con el tiempo se convertiría en un Espiritu de Luz. Así llaman en el Reino a los espíritus que han alcanzado la dignidad de servidores del Señor, generalmente estos espíritus son llamados después de la vida a pruebas más difíciles y que a la vez los elevan en las jerarquías evolutivas. Son los que están a la derecha del Padre y los que con su luz permiten que la esperanza siga llegando a los rincones más oscuros del alma de los mortales, generalmente ellos deciden el destino de las almas atormentadas y son generosos y pacientes. De allí en adelante hay otros grados de evolución, generalmente estos espíritus alcanzan el grado de ángeles y arcángeles como San Gabriel, pero es un largo camino, un camino de eternidad.
De pronto Juan se sintió triste y abrió los ojos, y le dijo a San Gabriel:- No me siento digno de mi alma gemela, ella es tan especial y yo soy tan débil, soy inseguro, no tengo la fortaleza de los señores antiguos, ni entiendo por que me han escogido. Tú sabes bien en que situación me encontraste, desesperado, solo, a punto de suicidarme. Esta vez hablo su voz interior:- No te juzgues Juan pues todos tus errores serán perdonados, todas tus heridas serán lavadas y todo tu ser será enaltecido pues cuando Dios te llamo, con todos tus miedos e inseguridades atendiste el llamado, cuando Dios te llamo, supiste que era la verdad y lo seguiste, creiste en Él y en tú interior no lo niegas. Miles de sabios han sido llamados pero con su soberbia y su indiferencia no han sabido ver las señales. Tú las has visto con los ojos de la fé y sin dudar has decidido ser un instrumento de tu Señor, no te sientas indigno pues las grandes recompensas son repartidas entre los súbditos fieles del Señor, recuerda el lago de las ilusiones, todos tus sueños se harán realidad, tú serás digno de tú alma gemela y ella de ti, ten en cuenta esta visión pues te ayudara a sortear los vientos intempestivos del destino. Has sido elegido para ser un guerrero de la luz y Dios nunca se equivoca, pues desde el vientre de tú madre ya estabas destinado a ser un “llamado” y en los tiempos de infortunio nunca te abandonamos, siempre esperamos a que tú verdadero ser despertara, a que tú verdadera esencia se revelara en tí. Juan, Juan, tu siempre has estado con nosotros y nosotros contigo... recuerdalo.....recuerdalo...
Juan lo percibió claramente, siempre su Señor estuvo con él, nunca lo abandono, siempre lo acompaño, esperando, paciente, con infinito amor. Es así como Juan llego a comprender todo lo que le habia pasado hasta ese día, su sensación de abandono, sus angustias, sus odios, su dolor se aclararon en su interior. Y por primera vez en su vida se sintió digno y decidió levantar la cabeza y dijo con tono decidido:- Heme aquí, donde tú quieras que este, allí estaré yo y no temeré pues tú luz es mi luz y tú voz mi voz. Que se aparten las tinieblas de mi ser pues la luz a entrado para quedarse en mi interior. Juan lloró y lloró de alegría y sintió la misma sensación que al mirar el lago de las ilusiones, se encontró junto a la mujer amada, con sus hijos, feliz, en paz. Lloro por todos las bendiciones recibidas, lloro porque en algún momento de su vida odio a Dios y ahora el se presentaba y lo sanaba y lo llenaba de dones y sabiduría. Lloro por la gente que no conoce esa sensación y lloro para que algún día toda la humanidad pueda ser digna de mirarlo a los ojos y ser bendecida por los presentes del Señor.
- Mi Dios, clamó Juan, grande entre los más grandes eres, pues recoges al caído y le curas sus rodillas sangrantes, lo levantas en pie y lo glorificas por haber recibido la cura. Cuan déspotas somos los hombres, cuan ínfimos somos ante tal demostración de amor y ternura. “Perdónalos porque no saben lo que hacen” fueron tus palabras cuando te estábamos clavando a la cruz, pues yo os digo “perdónanos por ignorar lo maravillosa que es tu misericordia”.
San Gabriel sonrió y su sonrisa fue como una explosión de alegría que inundo todo el recinto de las columnas, algunos ángeles conmovidos fueron a abrazar a Juan y le dieron una mirada de complicidad, y sus corazones se llenaron de jubilo, pues ellos ya conocían esa sensación que embargaba hoy a Juan en un mar de arrepentimiento e inmensa paz, pues se habia reconciliado con su amado Padre.
Luego hablo San Gabriel y su discurso quedo grabado en las memorias del Reino, por su hermosura y por lo sabio de sus palabras:- Escuchad, en este nuevo día nace un guerrero de la luz y así como les sucedió a ustedes, su alma ya no podrá hallar una sensación más grata, pues su corazón y el corazón de su creador han vuelto a ser uno solo. Hoy nace una luz para un planeta en tinieblas, hoy nace una luz para la humanidad, hoy nace una nueva raza de hombres. Que tus hijos y los hijos de tus hijos descansen en la verdad del Padre. Aprende Juan la segunda lección del guerrero de la luz: ” Conoce tú interior, pues solo allí hallaras a tú Señor.”
Todos los ángeles consintieron la intervención de San Gabriel y una llama se encendió en el corazón de Juan y su mirada cambio y se lleno de la luz que vio en los ojos de su amada y ya nunca volvió a ser el mismo. Estaba abrazado por el fuego del Señor.
Juan y el Arcángel San Gabriel caminaron por el Reino y se sentaron a disfrutar del verdor de los pastos y la brisa de la mañana. Juan pregunto:- Cuentame tú historia, ¿como llegaste a ser un Arcángel del Señor?
- Juan, respondió San Gabriel, yo era un campesino que vivió hace muchos años terrestres, cuando era joven aún, un ángel del Señor se me presento mientras araba la tierra y me anuncio que Dios tenia un gran destino para mi y que había sido elegido para ser uno de sus guerreros de la luz. No comente lo sucedido a mis seres queridos pues temí perder su confianza y ser tildado por ellos de irreverente, pero en mi interior había oído el llamado y con eso era suficiente. Mientras sucedía esto, en el mundo se llevaban a cabo numerosas batallas, eran tiempos de guerra y la sed de conquista de algunos pueblos era infatigable, mataban y ultrajaban pueblos de día y de noche.
Un día me levante y sentí que una voz en mi interior me decía que huyera al bosque, hable con mi familia y les dije que algo malo se acercaba, ellos no me creyeron y huí solo, cuando volví a la cabaña el campo estaba desbastado, no tenia mujer ni hijos, pero fue horrible el espectáculo de ver a mis padres y hermanos calcinados por el fuego que los guerreros del mal prendieron sobre mi antiguo hogar. Ese día lloré lagrimas de dolor y maldije a Dios porque me había pronosticado un gran destino y me daba solo sufrimientos, en medio de mi desesperación comencé a vagar por aldeas y valles como un pordiosero, me volví experto en melodramas y a todo el que me quisiera escuchar le contaba mi trágica historia en medio de sollozos y llantos, en ese entonces no quería saber nada de las cosas de Dios, me sentía un ser insignificante decidido a cargar con la cruz del dolor hasta caer y no volver a levantarme. Pero un día vi en un mercado de un villorrio a una joven hermosa, la cual me lleno el corazón de dicha, era alta, con el cabello liso, facciones angelicales y una mirada llena de compasión y ternura. Me mire en un charco del camino y vi mi estado lamentable, ese día decidí hacer de mi vida algo diferente. Con lo que tenia en el bolsillo y que casi siempre gastaba en licor, me compre un vestido decente y me dirigí a una granja cercana, con tan buena suerte que el dueño era un alma caritativa, no me pregunto por mi cambio, aunque ya me había visto en el pueblo en un estado más que lamentable. Solo me dijo:- Hijo si quieres trabajar, yo te puedo dar un puesto digno, lo demás queda en tus manos. Fui asignado para administrar el molino, mi tiempo se pasaba entre las labores de la granja y mis sueños con la joven de ojos tiernos. Por mi constancia y mi tezon en fui rápidamente ascendido, llegue a ser el jefe de todos los trabajadores de la granja y la mano derecha del viejo, que se convirtió con el tiempo en un gran amigo. Luego me contó que ese día antes de que yo llegara a pedirle empleo, un ángel del Señor se le había aparecido y le había dicho que un joven iba a venir a la granja y que le diera trabajo pues yo era uno de sus preferidos. Fueron años felices aquellos.
Todos los domingos bajaba al mercado a ver a la joven que me dio esperanza, ella comercializaba verduras con su madre, una anciana de rasgos más que nobles, tímidamente me acercaba a ella, tenia una luz intensa en su mirada, no creía que podía fijarse en mi, me sentía una criatura inferior al lado de tan bella figura. Un día saliendo de la plaza la aborde y le dije que por causa de ella había decidido cambiar mi vida, ya contaba con 24 años y mi seguridad y mi madurez la impactaron. Ella me confeso que el día que me vio tirado en el piso como un pordiosero, hacia ya tantos años, le había pedido a Dios para que cambiara mi vida, que se veía que yo era un buen hombre y que no entendía como alguien como yo estaba en esa lucha a muerte con la vida. Ella sentía que Dios si la había escuchado, pues mi cambio era evidente. Desde ese día mis días fueron más felices, me levantaba alegre, optimista, algunas veces me deprimía pero veía esa sonrisa de la chica del mercado y me volvía la vida. Poco a poco sane todas mis heridas y cada día me convertía en un ser mejor, fue difícil, poco a poco gane mi lucha interior y a la par la mujer que me dio valor se convertía en una persona excepcional, no me equivoque al elegirla, hoy en día es un Espíritu de Luz. Nuestras almas están unidas por la eternidad, hemos aprendido del amor verdadero, el que no ata, el que permanece más allá del tiempo y el espacio, cuando morimos este amor es lo único que perdura. Son muchas vidas humanas las que han hecho florecer nuestra unión. Pero bueno sigamos con la historia, cierto día, al levantarme por primera vez en brazos de mi amada, sentí un fuego que me quemaba la cabeza y desde ese día nunca me ha abandonado, la corona de fuego se le otorga a los seres que entran en contacto directo con Dios, algún día, tú, Juan, recibirás tú corona, esta es el sello definitivo, es la insignia de los caballeros de la luz. Este fuego me abrió puertas que no conocía, empecé a percibir cosas a mi alrededor, sentía momentos de alegría indescriptible. Desde ese momento Dios estaría presente en cada momento de mi vida.
Forme una familia con la joven que me devolvió los deseos de vivir y tuve un formidable hijo, ese muchacho era la luz de mis ojos. Me convertí en sabio por mi prudencia y mis buenos juicios, fui respetado por mi comunidad. También herede la granja después de que mi viejo amigo murió y aunque no tubo hijos, puedo decir que al final de sus días mi familia fue la luz de sus ojos. Pero una noche supe que todas esas bendiciones tenían un sacrificio, sacrificio que acepte con gusto. Esa noche soñé que mi madre estaba ardiendo en llamas y que yo le ponía un manto y trataba de apagarla pero no lo conseguía, en cambio ardía más y sus gritos eran más desgarradores. Me sentía desesperado, luego vi una luz incandescente y de ella surgió un ángel hermoso que me decía:- Los hijos de Dios esperan por ti, sus llantos no han sido apagados, tú tiempo se acerca. Luego mi madre se desvaneció con un gesto de tranquilidad en una lluvia de cenizas.
Pasaron los años y no me podía reponer de esa visión, muchas noches despertaba sudando, me empezó a dar espanto salir de la casa y ver gente sufriendo; mendigos, prostitutas, gente borracha, todos me producían nauseas, los veía arder y sufrir en mi mente. Mi mujer fue muy fuerte y constituyo un apoyo muy grande durante esta prueba, recuerdo bien como me alentaba y aunque no creía del todo la aparición del ángel en el sueño ni todo lo que hasta esa fecha me había ocurrido, yo se que en el fondo tenía fe en mi, ella sabia que yo era un buen hombre y por eso no me abandono. Este período templo mi carácter e hizo que la relación con mi mujer se hiciera aun más fuerte. Las pesadillas siguieron hasta que una mañana cálida supe cual era mi destino.
Hacia tiempo que los pueblos conquistadores adoraban dioses sedientos de sangre, eran dioses inventados por los humanos y que fortalecían sus creencias guerreras. A estos dioses se les hacían sacrificios, orgías y magia negra. Con sus artes ocultas los sacerdotes de estos pueblos atemorizaban al enemigo, tenían la ayuda de los demonios, que acrecentaban su poder a medida que se les adoraba, llegaron incluso a adquirir cuerpo físico y fue común verlos intervenir en las batallas en forma de nubes amenazantes que lanzaban truenos infalibles o de seres mitad caballos mitad toros, con un poder y una fuerza descomunales. Afortunadamente eso no ocurre en la era actual de la tierra, los demonios se han vuelto más astutos y han aprendido de sus errores, ahora infunden terror a los hombres en un terreno mucho más vasto, el de la mente. En esa época los hombres tenían un carácter más firme, por eso la única forma de amedrentarlos era mediante estas apariciones de ultratumba.
Mi ángel se me apareció en un último sueño y me dijo que fuera donde el sacerdote de Astorth, un gran mago negro, que vivía en una torre oscura al norte de mis tierras y que le hiciera una advertencia, Dios quería que expulsara sus ejércitos malvados de sus tierras y que no hiriera más a sus hijos, sino conocería su ira. Y yo le dije al ángel:- ¿Pero como voy a hacer eso? Me mataran y seré sacrificado como cordero, solo quedaran mis huesos expuestos como advertencia para quien se vuelva a pronunciar en tan extraña empresa. El ángel me respondió:- Tú voz será la voz del Señor...allí desperté bañado en sudor y lágrimas.
Fue muy duro despedirme de mi mujer y mi hijo, que ya rondaba los 12 años, creía que nunca los volvería a ver. Todavía recuerdo las palabras de mi mujer:- Ve y cumple tú destino, has sido un buen hombre y me has brindado grandes momentos de alegría. Desde que te conocí sabia que tenias algo especial y no me he equivocado, es un orgullo ser esposa de un llamado del Señor. Ve pues y cumple con lo que se te ha mandado, pues siempre que un guerrero se dirige hacia la batalla, su mujer y sus hijos se sienten orgullosos por saber que su hombre esta siendo fiel a su Señor. Además todo lo que haces ahora es por nosotros, en especial por tú hijo, yo tampoco deseo que el crezca en periodo de sequía. Parte ya, tú sabes que mi corazón estará con tú corazón, siempre que te llegue de lejos con el viento un recuerdo de mi, debes saber que en ese mismo instante yo también estaré pensando en ti. Fue hermoso, realmente nunca había oído hablar a mi mujer de esa forma, con tanto sentimiento. Desde ese día supe porque su mirada se había encontrado con la mía en esa plaza de mercado.
Con mi fama de sabio logre algún apoyo para mi viaje, era largo y tortuoso el camino hacia la cueva inmunda del mago de Astorth. Astorth ha sido desde entonces mi eterno enemigo, es un demonio poderoso, en muchos países de la Tierra aún se le adora, es especialmente sanguinario y disfruta al ver a los hombres en toda clase de voluptuosidades. Es el demonio de la música, muchos compositores famosos han dedicado himnos a esta vil criatura. Si un ser humano ambiciona poder, Astorth es su principal aliado, él a arruinado a muchos guerreros de la luz, en otros tiempos celebres y dedicados en su totalidad a las obras del Señor. Aunque no es el principal de los demonios si es uno de los peores.
Mi corona de fuego me ayudo mucho, ella me permitió presentir peligros antes de que ocurrieran, las largas horas de camino y ayuno le dieron a mi alma una fortaleza que no conocía, siempre pensaba en mi mujer y mi hijo, pero me alegraba el saber que ellos estaban bien y que estaban orgullosos de mi. Durante largas jornadas estuve a la intemperie y cuando sentía que el frío y el hambre me devoraban, aparecía un nuevo villorrio donde la gente de buen corazón me brindaba su apoyo y cariño. Muchos oyeron mi historia y se fascinaron ante la idea de que el fin de la época de terror se acercaba. Sin darme cuenta forme un ejercito de guerreros de la luz, mi voz interior me indicaba quien era escogido y quien no, eso lo sabia si veía la misma luz en la mirada del postulante que en la mía, nos sonreíamos y algo muy adentro de nosotros se despertaba, era como una sensación de familiaridad. Al final del viaje mi fama ya había corrido por todo el imperio y el mago de Astorth me esperaba en la puerta de su horrenda cueva la cual se encontraba coronada por una gran torre oscura, desde donde el mago lanzaba todos sus conjuros y maleficios a los cuatro vientos cardinales. Sus soldados al verme quedaban como palarizados y ninguno podía soportar mi mirada. Todo esto era nuevo para mi, ni yo mismo me daba cuenta de lo que pasaba. En algunas historias antiguas se proclama como un guerrero llego a la cueva de un gran mago negro envuelto en una luz enceguecedora y como los más horrendos espectros huían a esconderse en sus nidos infernales ante la presencia de aquella figura, acostumbrados a las perversiones más abominables estos seres olvidaron por completo las cosas hermosas de Dios y al verlas de nuevo se sentían como ante la peor de las abominaciones.
Cuando me presente ante el mago, un hombre de gran arrogancia, completamente rasurado, obeso y con una mirada profunda y cruel, me dijó:- ¿Quién te crees que eres tú, miserable, para venir a desafiar al señor de todas las tierras? Yo respondí:- Oye bien hechicero, la época del terror a terminado, reúne a tú ejercito y a tus bestias abominables y diles que se alejen de esta tierra de hombres buenos y honorables, pues el Señor no quiere que sus pastos crezcan junto a la cizaña.
De pronto el mago se vio envuelto en una nube negra y me lanzo un maleficio en una lengua desconocida para mi, su voz era gutural y su báculo toco mi pecho, el mago retrocedió asombrado al ver que su arma volaba por los aires luego de una explosión y un ruido atronador. Aún me asombro ante el valor que sentí ese día, ningún enfrentamiento con los discípulos de Astorth a igualado ese enfrentamiento. Realmente hice temblar al señor oscuro. Por último añadí:- Dale paz a tú alma torturada, ¿por qué anhelas poder en la Tierra? Bien sabes que el cuerpo es pasajero y que la vida en la Tierra es corta, solo eres un mortal y ya estas condenándote a una eternidad de oscuridad. Nunca igualaras su gloria ni estarás cerca de su Ley, no codicies para ti lo que no es tuyo ni de nadie, no codicies el poder que solo le pertenece a Él. El es la ley que hace que los planetas giren sin destruirse unos a otros, ¿que hay más poderoso que su Ley? Oye bien, el Señor te da siete días para no volver a verte ensuciando su rebaño, escóndete en tus asquerosas cavernas. Ve y enciérrate con tus engendros y has lejos de los mortales todas las depravaciones a las que sus horribles y perversas mentes puedan acceder.
Y cabalgue de regreso a una aldea cercana, allí me encontré con mis aliados y les dije que reunieran en la llanura sobre la cual brillaba una estrella azul a la mayor cantidad de hombres que pudieran. - Dentro de siete días los lamentos de nuestros hijos serán oídos, exclame.
Fui a la llanura y me senté solo a meditar a la luz de la estrella. La llanura quedaba exactamente a cien kilómetros de las cavernas por el oeste, estaba rodeada de altos picos y era el lugar señalado por Dios para la batalla, así me lo confirmo mi voz interior y el brillo fulgurante de la estrella azul. Al Norte, por los lados de las cavernas se oían horrendos alaridos y el cielo se cubría de una neblina gris y espesa, sin embargo no tuve temor. Ese día mi ángel se presento con otros ángeles montados en corceles dorados, todos llevaban largas espadas que brillaban con una luz intensa y me dieron una espada resplandeciente, y con ella tocaron la coronilla de mi cabeza e inmediatamente sentí el valor y el coraje de todos los seres que habían luchado contra el mal en todos los confines del universo. Recibí el bautismo de la luz. Era la primera vez que veía a el ángel de mis sueños como realmente era, tenía las facciones de un héroe de leyenda y era hermoso y alto. Así comprendí que ún día hace muchos millones de años los ángeles también habían sido habitantes de la Tierra y habían construido un reino hermoso, llamado en los cantos antiguos “Avatar”, que significa “el reino del principio y del final”. El ángel hablo y me dijo:- Aquí se llevara a cabo la batalla, aunque los hombres no nos vean, tú nos veras, nuestras espadas brillaran, y los espectros volverán al reino de la oscuridad.
Poco a poco llegaron caravanas de hombres y mujeres, todos con miradas severas, con marcas de tortura y dolor en sus rostros, sino fuera por una que otra esporádica sonrisa se les compararía con estatuas de piedra. Todos oyeron mis palabras y todos supieron que eran palabras inspiradas por Dios, algunos lloraban de jubilo, otros arrodillados pedían perdón al Señor por haber dudado de Él. Todos absolutamente todos entendieron que habían nacido para esa batalla, oramos por nuestras familias y antepasados, levantamos nuestras espadas y a la luz del sol proclamamos en una sola voz:- Esta lucha es por mi Señor y por el futuro de los seres que habiten esta tierra, que nuestra sangre derramada cubra esta llanura y vuelva a la tierra de donde fuimos engendrados. Hoy es día de gloria pues nuestra hazaña permanecerá por siempre en la memoria de las futuras generaciones. Pero lamentablemente los tiempos pasan y de aquella gran batalla no queda sino el recuerdo de los que la vivimos y una inscripción que fue escrita en roca sobre esa llanura: “ Y la luz brillo aquí...”.
El séptimo día al amanecer vimos venir del oeste una gran nube negra y debajo de esa luz cabalgaban hombres con miradas endemoniadas cubiertos de sangre y con collares de restos humanos sobre sus cuellos, tenían largas mazas y lanzas con tres puntas, como tridentes infernales, más allá se divisaban los demonios mitad hombres mitad toros, en sus patas tenían puntas de acero y sus cuernos relucían, dándoles un carácter temible. Al fondo se divisaba el sequito de los magos y brujas negras que lanzaban mil maldiciones y gritaban en una lengua incomprensible. De pronto del cielo cayeron rayos de luz enceguecedores y se colocaron al frente de los hombres que me acompañaban, eran los ángeles con sus espadas de fuego. Los hombres solo veían los rayos de luz pero yo los distinguía claramente, eran en total cien ángeles contando los Espíritus de Luz que se encontraban allí, todos eran hermosos y tenían largas cabelleras, sus ojos ardían y su expresión era serena, a la cabeza de todos se encontraba San Juan, que solo era llamado para las grandes misiones. De pronto nos envolvió una gritería ensordecedora, yo indique a los hombres que desenvaináramos nuestras espadas y que lucháramos por el Reino. Y la batalla duró horas, primero avanzaron los ángeles que rápidos fueron a atacar a los demonios, dicen las leyendas que la batalla entre las fuerzas del bien y del mal se prolongo durante días y que se extendió más allá de la llanura hacia el oeste hasta desaparecer en el mar, donde aun se dice que en las tardes durante el solsticio de verano se ven resplandores y se oyen gritos en el horizonte.
Nuestros hombres y mujeres guerrearon con la cabeza en alto, su fuerza era impresionante, aún con múltiples heridas seguían levantando sus espadas para caer sobre los desdichados seguidores de demonios, fueron múltiples nuestras perdidas, pero causamos un gran daño al enemigo. Yo veía las almas escaparse de los cuerpos y sentía la agonía de los hombres que dedicaron su vida a hacer el mal a los otros. Poco a poco ganamos terreno y llegamos a estar cerca de las brujas que desamparadas por que ya no tenían a sus demonios cerca, gemían desesperadas mientras que caían bajo nuestras flechas. Los magos negros lanzaban rayos y abrían grietas en la tierra, cada que pronunciaban sus maleficios temblaba el suelo a nuestro alrededor y de el se levantaban grandes humaredas grisaceas, nuestro guerreros eran tragados por esas inmundas grietas. Entonces empuñe mi espada, me despedí mentalmente de mi familia y cabalgue enloquecido con la punta de la espada dirigida hacia el gran mago negro, los soldados enemigos se abrían a mi paso, era como si mi caballo y yo fuéramos uno solo y tuviéramos la velocidad del trueno. Por fin mi espada cayo sobre el mago y este lanzo un alarido espantoso, sobre el lugar que cayó su sangre no ha crecido vegetación alguna. Fue tan espantoso su grito que todos los combatientes enmudecieron, nuestras tropas se llenaron de una nueva fuerza, pues los maleficios del malvado hechicero hacían que sus manos les pesaran. Mi espada cayó un gran número de veces sobre el ejercito enemigo y al amanecer del otro día el clamor de victoria se escucho en toda la llanura. Cogimos los cuerpos de los guerreros enemigos y les dimos sepultura, rogamos a Dios para que sus almas fueran perdonadas y estuvimos varios días en ritos de purificación, sentíamos el peso de la muerte sobre nuestras mentes, pero sabíamos que era algo que debíamos de hacer. Los guerreros que estuvieron en esa batalla fueron hacia otros lugares de la Tierra y libraron grandes combates. Fundaron clanes y de ellos surgieron hermosos reinos, sus hijos e hijas fueron altivos y dignos. Recibieron todas las bendiciones del Señor por su heroísmo.
Yo regrese con mi familia y junto con otros guerreros fundamos un prospero reino, el Señor siempre estuvo presente en nuestras vidas y al partir supe que no era mi último adiós a estas tierras. Como sabio aconseje a grandes señores y mi hijo se convirtió en un gran jefe de clanes. Nuestros gobernantes estaban al servicio del pueblo y durante esa época las ciencias y las artes alcanzaron una expresión casi divina. Desde esa época estoy al servicio de Dios, concediéndome un honor especial al dejarme ser uno de sus Arcángeles. Pero lamentablemente esa época ya ha pasado, ya no existen buenos líderes, no se piensa en el bienestar común y la gente sufre atemorizada ante la maldad de sus dirigentes. Nuevamente la oscuridad se cierne sobre el planeta, la raza de los guerreros de la luz esta casi extinta y necesitamos sangre nueva. Todo es parte del Plan Divino.
Juan estaba asombrado pues frente a él estaba un verdadero guerrero de la luz, se sintió afortunado por tener la oportunidad de oir tan formidable historia y sintió pena por que estos grandes guerreros sacrificaron sus vidas por las futuras generaciones y sus nombres habían sido olvidados, sus principios borrados y sus hazañas pisoteadas.
El Arcángel San Gabriel que leía el pensamiento y el corazón de las personas, le dijo a Juan:- Ya te dije que todo es parte del Plan Divino, nosotros luchamos por una buena causa y aún ahora seguimos luchando pero de una forma diferente, esa ha sido solo una batalla entre la infinidad de luchas que hemos tenido contra los señores de la oscuridad. Además Juan te conté la historia de mi vida terrena solo para que aprendieras la tercera lección: “ El buen guerrero es el que escucha y tiene su mente y su corazón en la actitud de infante que no deja de maravillarse y asombrarse ante las proezas del Señor”.
- Ahora Juan quiero que visitemos un último lugar, yo lo llamo el encuentro con la verdad del universo. Añadió el Arcángel.
Juan se encontró en un abrir y cerrar de ojos flotando en el espacio sideral. Su cuerpo no estaba allí, solo una llama incandescente que se sostenía en la inmensidad del cosmos, eso era ahora Juan. El Arcángel llego del horizonte en forma de una estrella azul a una velocidad impresionante y comenzó a hablar:- Mira Juan ves esas constelaciones de allá arriba, mira como todas las estrellas siguen una misma orbita sin chocarse unas con otras, eso es amor, pero de un orden diferente, es como una ley sobre la cual se rige todo el universo, es una de las personalidades de Dios. Son tres: orden, amor y equilibrio.
Y Juan pregunto:- ¿ Como asi que Dios tiene personalidades, no es una sola persona, un viejo sabio con una barba blanca y larga?
El Arcángel río y exclamo:- No Juan, no es un anciano aunque es realmente antiguo, tan antiguo como el universo. Dios es todo y esta en todo gracias a su amor todo existe, todos somos chispa divina. Has de cuenta que Dios sea como un pensamiento, un buen pensamiento. Recuerda que hasta el mal tiene algo de Dios pues permite que evolucione el universo. Por eso Luzbel es el “ángel” caído. ¿ No entiendes? Es simple. Dios conoce todo y sabe para que esta hecho todo, el mal no existiría si el no lo permitiese, todo es parte de un Plan Divino. Mira esas estrellas ves como una se desvía y se choca con otra estrella, eso supuestamente es un mal, atenta contra las leyes del universo, pero adelantémonos millones de años luz en el tiempo y observa el lugar donde ocurrió la explosión. ¡ Ves, es una galaxia! Llena de vida. El planeta Tierra también tiene un Plan Divino y tú serás parte importante de ese plan, al igual que todos los seres humanos de tú época. Bueno pero yo no vine a hablarte sobre eso, después lo haremos. Yo vine aquí a hablarte del equilibrio, el equilibrio es lo que permite que no halla periodos excesivos de bien ni periodos excesivos de mal. Es la fuerza que complementa todas las fuerzas. Los guerreros de la luz no son extremistas, Dios no quiere que tú te pierdas de tú vida terrenal por seguirlo a Él, Dios quiere que tú disfrutes el estar a su servicio, eso es equilibrio. ¿ Vas comprendiendo?
- Si, Respondio Juan, Dios quiere que yo sea feliz, que disfrute de mi familia, que haga amigos, que cultive amor, no que me encierre a pensar solamente en Él.
- Ya veo Juan que si vas entendiendo, Dios quiere que seas un ejemplo, que los demás seres humanos al ver las ganas de vivir que tú tienes, tus valores y tus triunfos, sientan ganas de servir a tú Señor, ese que te da tantas bendiciones.
- O sea que eso es el equilibrio, no vivir en extremos.
- Exacto, no podemos chocar todas las estrellas entre si para generar nuevas galaxias, ni podemos dejarlas transitar en sus orbitas tranquilas, sin que pase nada, seria muy aburridor. El universo no evolucionaría. “Saca lo mejor del día y la noche”. Esa es la última ley que debes aprender, las demás vendrán por añadidura. A medida que avances iras adquiriendo dones como el coraje y la fe, son valores que cada guerrero de la luz va adquiriendo con la sabiduría de múltiples batallas, ya sean perdidas o ganadas. Bueno Juan, nuestro viaje a terminado, permaneceremos en contacto, vuelve a tú forma humana y aplica todo lo que aprendiste, el tiempo del Plan Divino se acerca, aunque este nunca termina. Ten siempre presente a tú alma gemela, ya la conoces, ella ya te esta esperando, ya anhela estar presente en tú vida. Recuerda siempre lo que viste en el lago de las ilusiones y que Dios te bendiga.
Juan volvió a la Tierra completamente transformado, su alma ya esta adquiriendo la dignidad y la pureza de los guerreros de la luz. A medida que fue cambiando, se fue acercando más a su alma gemela y ya su unión esta sellada desde el primer día que se encontraron en la Tierra. Ahora Juan espera pacientemente que llegue el día y la hora en que su destino será cumplido y en el que su nombre sea grabado en el libro de lo eterno.
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