Porque soñé con tu casa, en el día que el camión del destino me dejo tan cerca de ti como nunca estaré de nuevo, en estos días de insomnio vital de recordarte, con la prenda que me diste.
Raro porque te alcanzaba y al recostarme a tu lado las estrellas formaron tu constelación, tan parecida a la mía que creí que nos hermanaba, pero la lluvia trajo de vuelta la maldición del despertar sin ti a mi costado y tu rostro de nuevo se borró de mi sonrisa ahora tan vacía.
Raro e increíble, todo de cuanto soñé contigo, pero no por ello menos hermoso en que tocarte se cumplió, y tu suave piel tornó mi esperanza en caricias sobre tu rostro y cuerpo perfumado.
Extraño, y con todo bienvenido debajo del sueño el recuerdo tuyo porque me ayudaste a ilusionarme nuevamente, y a escribirte sin esperarte de nada, en que no busco el correo que tu nombre por remitente ilumine mi garganta.
Raro, pero ya te espero y no sé cuanto he esperado por tu fallida e ilusoria razón, y sin embargo te doy una toda una canción y una poesía, y un corazón que vagabundo y desierto posó su mirada en tu sonrisa, aunque nunca te acercaras fuera de la sombra que no borró para mí tu luz, pero gracias, espero solamente que votes por mí, que por fin te decidas y me digas que tu también me amas.
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