Cigüeña.
Tengo ocho hermanos; ocupo el segundo lugar del grupo que componemos todos.
Cuando pequeños, los tres mayores empezamos a sentir ciertas inquietudes acerca de nuestro origen, queríamos saber: ¿De donde venimos?, ¿cómo llegamos al mundo?, ¿Cómo nacimos?, etc.
Todas esas inquietudes surgieron porque algo escuchamos a niños mayores, rumores sobre como se hacían las guaguas y como las mamas las tenían, por ahí nos dijeron que la cigüeña no existía, que todo ese cuento era una mentira, que lo que decían los padres era solo para niños chicos, en fin, nos dijeron eso y una gran cantidad de cosas que nos dejaron confundidos y pensativos, por lo tanto optamos por acercamos a nuestros padres y pedirles a ellos que aclararan nuestras dudas.
-Papá, mamá ¿Cómo los padres tienen las guaguas?, y ¿como nacimos nosotros?
preguntamos.
-Hijitos, a las guaguas las trae la cigüeña de Paris, como a todos sus amiguitos y como a todo el mundo a ustedes también los trajo-. Nos dijeron.
Como percibíamos algo raro por lo que habíamos escuchado, esa respuesta nos tranquilizo en parte, pero queríamos saber más, queríamos una explicación más convincente para quedarnos tranquilos, necesitábamos de ellos una respuesta más categórica, algo intuimos y empezamos a sospechar que nos estaban mintiendo, volvimos a preguntar y agregamos si ellos habían nacido de la misma forma, nuestros padres volvieron a contestarnos lo mismo.
- ¡A todos nos trajo la cigüeña!, a ustedes, a los abuelos, a nosotros y a todos los niños del mundo. Ahora vayan a jugar tranquilos y no molesten más con esas preguntas- respondieron
Bueno,...ya nada se podía hacer, esa era la verdad para nuestros padres o esa era la verdad que querían para nosotros.
Salimos a jugar al patio, sinceramente, no había mucho ánimo para jugar al trompo ni a las bolitas, tampoco a la pelota, nos sentamos cabizbajo en el tronco de árbol que papá usaba para hacer astillas y fue en ese instante que mi hermano mayor dijo:
– Hermanos, me parece que algo no cuadra, algo no encaja en esa respuesta que nos dieron, cada vez que papá y mamá responden a ella, encuentro más cosas raras, parece que nos están mintiendo, ¿que dirían ustedes si averiguamos el asunto?-.
-¡Ya!, ¡bueno! - respondimos en forma simultanea los dos menores.
-Averigüemos todo, todo- respondimos
Efectivamente y así fue como empezó nuestra investigación acerca de la llegada de los bebes:
Fuimos donde nuestros abuelitos, en ese tiempo vivían cerca de nuestra casa y cuando los visitábamos nos regalaban frutas, pastillas o galletas y también nos daban respuesta a las inquietudes como asimismo nos ayudaban en las tareas.
Les contamos lo que nuestros padres habían dicho y preguntamos lo mismo a ellos.
-Así nomás es chiquillos, a las guaguas la trae la cigüeña de Paris- respondieron
¡Que rabia!, volvimos a escuchar lo mismo, pero ya había entrado el bichito de la duda en nuestros razonamientos y quedamos desencantado con la respuesta. Nuevamente encontramos que se nos mentía, pero seguimos con nuestras consultas.
Preguntamos a todos nuestros amigos si habían visto alguna vez una cigüeña, todos dijeron que nunca, lo mismo averiguamos con los compañeros de curso, luego preguntamos a los primos, nuevamente obtuvimos la misma respuesta: -jamás hemos visto una cigüeña en una casa, un árbol y menos trayendo un bebé- respondieron todos.
A los amigos de barrio y a nuestros primos logramos convencer para que nos ayudaran en esta noble cruzada, queríamos averiguar todo acerca de esa ave y seguimos nuestra tarea de investigación.
Todos se comprometieron a mirar los cielos por si descubríamos esas aves, la orden era que miráramos en la ciudad, lugares campesinos, en la playa, es decir, en cada lugar que estuviésemos debíamos escudriñar las alturas buscando ese pajarraco.
Pero,… lo que vimos fue una gran cantidad aves como; gorriones y palomas en la ciudad; también zorzales, chincoles, diucas, jotes y otros pájaros en el campo; en la playa divisamos, gaviotas, cormoranes, piqueros, alcatraces etc.¡Ah! y también nos encontramos con aviones y algunos helicópteros, pero, no logramos ver ni una miserable y raquítica cigüeña sobrevolando nuestras cabezas.
Muchas veces nos detuvimos a mirar noche y día la casa de una vecina que se decía; ¡la cigüeña estaba por llegar con la guagua!, hacíamos guardia, nos turnábamos para ver la llegada del bebé colgando del pico de la famosa ave, pero nunca, jamás logramos ver pájaro alguno con un crío a cuesta.
Pensamos que estos pajarracos era una invención, eran imaginarios, ya que nadie los conocía, la conclusión a la que llegamos era esta: NUESTROS PADRES MIENTEN, LOS BEBES NO SON TRAÍDOS POR LAS CIGÜEÑAS PORQUE ESTAS AVES ¡¡¡NO EXISTEN!!! Pero,... llegó el guatón Miguel con una enciclopedia ornitológica donde aparecían unas fotos de cigüeña y decía que su hábitat era Europa, norte de África y otros lugares del mundo que no recuerdo.
Concluimos que probablemente la distribución de niños es así en Europa, porque las distancias desde Paris a los distintos lugares de allá son muchísimas mas cortas, pero traer pequeños a lugares tan lejanos, llegarían a Chile resfriados, lívidos de frío y casi muertos.
Pensamos que lo mejor era hablar nuevamente con nuestros padres y que no creíamos en la distribución de niños hechos por la cigüeña; papá y mamá cuando los enfrentamos decididos a que nos dijeran la verdad, se miraron y preguntaron.
-¿Porque no creen?-.
-Porque ¡¡¡nunca hemos logrado ver ni una sola cigüeña!!!- les dijimos -, entonces les relatamos nuestra investigación. Ellos agacharon la cabeza y papá dijo:
-Bueno, ahora ya son más grandecitos les vamos a contar la verdad. No...no es la cigüeña la que trae las guaguas, son...este...este...los avio...los aviones.
-¡Sí!, ¡sí!. Así es, son los aviones- afirmó mamá.
-Pero, ¿porque nos mintieron?- preguntamos los tres a coro.
-Este, porque, bueno... -titubeo papá- porque... cuando ustedes nos piden algunos pesos para comprar golosinas, casi nunca tenemos para darles y nos habrían regañado al gastar plata por los viajes desde Paris con sus hermanos menores.
-¡Gracias papá, gracias mamá!- dijimos-.
Los abrazamos y besamos, nos sentíamos felices y dichosos por saber la verdad, salimos corriendo a contarles a nuestros primos y amigos, ¡al fin sabíamos como llegan las guaguas!.
¡Pero, he aquí la duda que todavía nos acompaña!, cada vez que nos juntamos en la casa de nuestros padres, prácticamente siempre la comentamos y tenemos opiniones divergentes, la pregunta es: ¿en París existe una o son varias las fabricas de bebés?.
Los nueve hermanos lo hemos discutido ampliamente, pero a una conclusión tajante y definitiva no hemos llegado. Unos dicen que es una fábrica y que tiene varios departamentos de producción especializados, porque ahí se explica los colores y razas de los pequeñines, los otros dicen que son diferentes fábricas y que cada una es especialista en una raza y color.
Usted amable lector, si sabe como es este dilema le pido que nos ayude, este enigma nos ha complicado toda la vida, ahora si es un parisino o conoce Paris el que esta leyendo, nos gustaría que nos conteste aunque sea por una vez con la verdad...
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