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Diariamente la avistaba entre los matorrales que circundaban su casa, unas veces por el frente y en diversas ocasiones por el patio posterior cerca de las hortalizas y flores que acostumbraba a cultivar, la vio desde pequeña cuando junto a sus hermanos correteaba y jugueteaba tras su madre, en ese tiempo nunca pensó que lo obsesionaría tanto, pero en la medida que fue creciendo, empezó a fijarse que su cuerpo aumentaba y cada vez se ponía más linda, más bella y apetitosa, comenzó a sobresalir entre sus hermanas y amigas, se transformo en la más hermosa de ese sector campesino.
Varias veces sintió impulsos casi incontrolables por atraparla, en otras hizo el intento y ella escapaba, parecía adivinar sus pensamientos.
A medida que el tiempo fue pasando, ella creció y tuvo algunos hijos, la obsesión y el deseo aumentaron, la necesitaba cada momento con más ansias, pues, la veía más agradable, más tierna y hermosa.

-¡Estas tan rica que me tienes loco, uno de estos días te agarrare! - Le gritó a lo lejos.- Ella sintió el grito pero no le dio importancia, estaba acostumbrada cuando él vociferaba, gesticulaba y daba órdenes a su mujer e hijos en la casa.

Pedro, desde ese momento empezó a urdir un plan para gozarla en plenitud. Lo primero, era levantarse antes que amaneciera y encerrarla en el cuarto de herramientas, pues ella acostumbraba salir de madrugada de donde dormía, también su mujer no tenia que estar en casa por el enorme cariño que le profesaba y era su preferida, siempre le daba grandes satisfacciones.
Esperó pacientemente el día más propicio para satisfacer sus deseos, esas ansias que sentía le corroía las entrañas, le martillaba el cerebro y le hacia pensar continuamente en su bonito cuerpo. Las enormes ganas de tenerla en sus manos y prepararla con parsimonia, lentamente, pacientemente y disfrutarla al máximo con toda la pasión que escapaba de sus instintos más primitivos, lo tenía al borde de la locura.

Un día su mujer preparo el viaje a un control de salud en un policlínico estatal de su hijo pequeño, eso le significaba permanecer gran parte del día fuera de casa, por lo tanto, contaba con el tiempo suficiente para cumplir sus anhelos.
Ese día contrario a su costumbre, se levantó antes del amanecer y la encerró en el cuarto de las herramientas junto a otras cosas en desuso, la dejo ahí y espero a que María saliera con el niño.
-Ahora si que serás mía, cuando salga mi mujer estaremos solitos y... – le dijo guiñando un ojo.
Ella lo miró extrañada, no entendía el porqué de ese encierro, menos comprendió sus palabras.

Cuando la mujer estuvo lista, la condujo con prisa desmedida en su carretela al camino donde transitaban los buses rurales, cuando ella apenas subió él en frenética carrera regresó a casa.

La pobrecita sintió que Pedro entraba en el cuarto y le vio con una sonrisa diabólica pintada en su rostro, instintivamente se puso en guardia, ese hombre quería de ella algo que no lograba comprender, sintió miedo, solamente pensó en escapar, arrancar, huir y no dejarse atrapar, ya sabia que su integridad estaba amenazada, después de unas carreras de un lado a otro, fue cogida por las grandes y callosas manos del campesino, sólo entonces pudo percatarse lo que ese hombre realmente quería.

-¡Que felicidad, al fin estamos solos tu y yo “muchacha”! – dijo y suspiro, la tenia ante sí y para sí, a su completa disposición para dar rienda suelta a sus deleznables y abominables deseos, los que finalmente se cumplirían. Entonces,...“hizo aquello” y espero a que quedara quieta, en ese momento empezó a dar inicio a lo que tanto y por largo tiempo deseaba. Sus manos,... afanosamente comenzaron a recorrer su cuerpo, para poco a poco dejarlo totalmente despojado del "ropaje" que llevaba.

Primero empezó por su largo y pálido cuello, siguió por su voluminoso pecho, tierno, apetitoso, tan blanco y suave, luego le desnudó la tersa espalda desde la base del cuello hasta el final erótico de ésta, esas apetecibles y hermosas "ancas" también fueron quedando plenamente desnudas.

Pedro, concentrado, pensaba en la exquisitez de ella, luego la saboreará y disfrutará con infinito placer, su boca y paladar comienzan a inundarse de saliva preparándose para ese sabroso momento.
Sus dedos expertos siguen la frenética y ardua tarea antes iniciada, la piel de ella quema, siente que el calor enrójese sus manos, en todos los lugares de su cuerpo aumenta la temperatura, el acaloramiento se apodera completamente de él, unas gotas de sudor se resbalan hasta desprenderse de su frente.
Sus manos, ahora se encuentran en la barriga la que ya ha quedado descubierta, sigue su apasionado trabajo, luego llega a esos muslos vigorosos, voluminosos, fuertes y preciosos, sus manos los desnudan, los recorre, de arriba abajo y de abajo arriba finalmente llega al lugar donde ambos se unen al cuerpo,... -¡¡¡al fin terminé!!! - exclama y sonríe, Pedro, ha llegado al final,... -¡¡¡Ha terminado de... desplumar esa inmensa y gorda gallina araucana!!!.

Texto agregado el 04-04-2005, y leído por 359 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
13-06-2005 jajajaja. Mantienes el suspenso, desarrollas muy bien la historia y logras un excelente final. Saludos! TheWillow
16-05-2005 Felicitaciones al autor, interesante al principio pareciera ser que el protagonista es un desalmado. Mariángel Mariangelsverak
30-04-2005 Gracias por este lindo momento de lectura , Aquiles jovencita
30-04-2005 Gracias por este lindo momento de lectura , Aquiles jovencita
26-04-2005 Te di mis estrellitas. Sigue escribiendo. MERECE LA PENA. Un abrazo garitona
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