Es el pasado el que cae encima,
Que aplasta hasta que duela el pecho
Que se inventa cualquier pretexto
Para saltar, para arrebatar.

El olor a humedad, a lluvia constante, cansándome de contar con los dedos las formas de sacarte del pecho, de tus ojos mi cuerpo, de mi universo tu imagen, y mi tiempo indiscreto que nunca supo curar, que inventó remedio falible a tus sueños, a tus guiños de niño perverso, a tu tiempo tranquilo, a tu viento calmado que me arroja de a veces pedazos de paz.

No se que pasa con este pecho intranquilo que furioso me grita que saque tu nombre del tiempo, que me pierda en tus brazos una vez mas, no me alerta de la maldad que me envuelve al verte indefenso con ganas de más.

Es que no se si pueda aguantarme las ganas de no llorarte, si costumbre se hizo después de que el viento cambio la señal. Me invente lejos de tus miradas, de tus manías, de mis costumbres malditas, de mis ganas de no esclavizarme con los deseos de mi ansiedad…. Este tiempo maldito que nunca enseño que el espejo rebota y golpea con mas…. Que los martirios cual exorcismos regresan a caminar por las avenidas que se perdieron en mi memoria,no hay quien entienda de espacios, ni tiempo, ni mucho menos de esta ansiedad de no verte jamás y encontrarte cruzando de nuevo las calles de la ciudad, enredándome yo en tu pelo cual fantasma que se aferra a su cuerpo. Que hago con este tiempo que tanto me sobra, que nunca invierto… que no lo cambio por tres cielos ni por un licuado de mentas, ni por 13013 letras, ni por tu cuerpo desnudo, ni por tus sueños que sueño, ni por los planes de aterrizar en tu espalda una vez mas, y comerme tus hombros como caprichos al regresar.


Y me bañare con las luces de alba a ver si regresas a terminar de olvidarme, a buscarme en el tiempo confuso, con tu cabello enredado arrojándome de nuevo al infierno que me trago cada mañana antes de despertar.