Yo te quiero de las arenas al cielo,
con furor y euforia alimentas mi alma sedienta,
arrojas incienso de jazmines y aromas de jardines
en la bahía calma de mi loca existencia.
Elocuente deseo de saciarte con los sueños
de mi espíritu, regalarte un augurio de
secretos intersectándose en nuestras miradas.
Mi corazón palpita lunas y soles, llanuras
y mesetas, porque de impulsos y señales
me comunico con el deseo, ese punzante
desvelo que añoro en silencio bajo la sequía
de mi desnudo cuerpo.
Con fuego se enciende, arde con pasiones
los estímulos de mi mente motivada de excitación
por nuestros recuerdos.
Te ansió en los brazos de mi consuelo,
te añoro tanto que peco de amor, pero
no deseo misericordia porque el arrepentimiento
no nace en mi espíritu, porque ni de hipocresías
ni mentiras deseo vivir ni amar.