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Trescientos años tardó en morir, la muy hijaputa, pero al final, como cada mañana de Mayo, entraron los criados en su casa y halláronla muerta.

Dicen, los que la vieron, que los ojos los tenia abiertos, y muy fijos en la puerta, y el rostro severo e inquisidor, de tal forma que parecía que reprochaba a los vivos su conducta; más ahora, que habiendo llegado al otro mundo, se habría enterado de todos los pecados de los del pueblo.

Y es que la vieja fue siempre una bruja chismosa. Mil remedios sabía para cada dolencia, mil consejo para cada situación, y mil chismes y secretos de cada aldeano. Fue la primera en enterarse de lo de la Lucrecia, que un labrador de Burgos la llevó al pajar. Dicen ue lo supo incluso antes que la pobre Lucrecia. Y no sería de extrañar, puesto que la pobre Lucrecia fue siempre una tonta y una infeliz. A los 15 minutos de que el Burgalés hiciese mujer a la Lucrecia, la comarca entera ya lo sabia, incluso el Obispo y el Señor Ministro de la Guerra, que solían tomar café en casa del Señor Perantón, el poderoso. La vergüenza que pasaría la pobre Lucrecia, con todo el pueblo hablando de ella... La pobre no pudo más, y a los tres días se envenenó tomando Estricnina. Se dice que la Estricnina se la vendió la Vieja a Lucrecia, y que la cobró trece pesetas... ¡¡ Trece pesetas por morirse pagó la Lucrecia !!. La puta Vieja sabía ver los negocios. Para desgracia de Lucrecia, lo que le vendió la vieja no era Estricnina, sino Zotal, con olor a pino. La pobre Lucrecia siempre había sido boba, incluso para envenenarse... ¡¡ se tomó un frasco de Zotal como si fuera Estricnina!!... el caso es que se murió igual, pero solo una estúpida pagaría trece pesetas por un frasco de zotal. Y menudo aguacero cayó el día que enterramos a la Lucrecia. Si es que hasta para eso tuvo mala suerte. Como dice mi padre, las hay que nacen.

La Lucita,la de la Pura, era una de esas. Una vieja gitana, que fue echada por el cura de la iglesia porque esa tarde iban a bautizar a Lucita y la vieja vestía harapos y estaba sucia, y no era de buen ver en un bautizo, como decía, una vieja gitana la echó un mal de ojo a la Lucita, y ya desde pequeñita todo fue un continuo sufrir. A la pobre Lucita no la salía novio, porque era algo sorda, un poco chepuda, le faltaba una oreja, y un ojo lo tenia seco. Hablaba poco, porque, como la faltaban once dientes, el aire se le escapaba por los huecos, y casi no se la entendía. Aparte de eso, era tartamuda, y como no había ido a la escuela, lo único que sabia decir era “per secula seculorum”,que lo aprendió una vez que se lo oyó al cura. Sabía Lucita decir más palabras, aparte de estas, pero esas palabras eran ininteligibles, a menos que se conozca el significado de “sépira”, “plosino”, “Jonito” o “sulsiar". Por lo demás era muy simpática Lucita, y siempre estaba de buen humor, excepto cuando tenía aerofagia, que acostumbraba a maldecir a todos los Santos, o eso imaginábamos, ya que nunca entendimos sus farfullos, que interpretábamos como insultos. Como decía, Lucita nunca tuvo novio hasta que, a sus sesenta años, se enamoró de un tratante que había venido de Madrid. Sin embargo, la magia de la gitana era poderosa, y a los pocos días, el tratante moría al mismo tiempo que lo arrollaba el expreso. Según parece, se encontraron restos suyos durante 3 kilómetros de vía, y otros pocos que se comieron las alimañas... en resumen, que del tratante quedaron, aproximadamente, unos quince kilos de carne. La gente del pueblo no sabíamos como darle la noticia a Lucita, así que preferimos hacerlo poco a poco. Cada día le mostrábamos un pedacito el tratante, hasta que le enseñamos los dedos del muerto, que fue cuando lo reconoció. Y es que su amor se comía las uñas de una forma muy particular: en zigzag.

La pobre Lucita cayó en una depresión tan tremenda que se volvió loca, y desde entonces, por las noches, vestida tan solo con una blusa, recorría corriendo las calles dando gritos. Se murió tan rápidamente que no la dio tiempo a decir nada, ni siquiera a sus amigos, pues no tenía, y aunque los tuviese, no le entenderían, porque además de tartamuda y desdentada, se estaba muriendo, y eso entorpece la comunicación. Ni siquiera las malas artes de la vieja pudieron salvar a la pobre Lucita. Y eso que de curar males la vieja sabia mucho... Todavía se recuerda la ocasión en que, a base de infusiones y guisos de morcilla, curó las verrugas que al Tío Andrés le salieron por pisar un sapo. Se cuenta que quitó el mal de ojo de la hija de la Encarna con friegas de manteca de cerdo en la planta de los pies, y que espantó a un diablo que rondaba por la Calle Nueva y que provocaba a las hijas del alcalde, que rayaban los 15 años, sueños pecaminosos que las hacían despertarse todas las mañanas con un pantano entre las piernas. Según cuentan, llamó al diablo por su nombre y lo majó a palos, haciéndole prometer que no volvería a acercarse por la Calle Nueva. Al pobre Ramiro, que vivió su purgatorio en la tierra, le curó la afición que le tenía al vino casi desde que dejó la teta de su madre. Y el día que la vieja se peleó con el cura, se oyeron voces en la casa de la vieja, y al cura no se le ha vuelto a ver. Que era poderosa lo sabíamos todos. Que no le sirvió de nada, acabamos de verlo. La encontraron tiesa como un palo, y nadie fue a llorarla. Lo primero que hizo la guardia civil, fue repartirse sus duros, y de ahí para abajo, todo el que quiso, entró en esa casa para llevarse algo. Y la enterraron en el camposanto, junto al pozo, en el rincón, y al poco creció un algarrobo, que es un árbol como la vieja: da frutos que todos usan, pero que nadie come.

Texto agregado el 03-04-2005, y leído por 6160 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
25-05-2006 muy bueno!(5*) yzzita
11-05-2005 eeeh! vaya! qué maravilla..! Riquísimo en detalles, y tu sentido del humor por todas partes. Disfruté mucho leyéndolo. Buenísimo, che! de lo mejor- saludos pink-panther
11-05-2005 Pues dos cosas: me recuerda en muchos aspectos a una novela de mi compatriota García Márquez, "El otoño del patriarca". Y es de un lenguaje placentero de leer, medio argot, medio clásico, medio irónico, medio taimado. Me gusta este cuento, definitivamente. Estrellas. Calamitatum
22-04-2005 quita, quita no vaya a ser que salga una puta vieja por la boca al comer las algarrobas. Delicioso, como siempre.Un saludo iolanthe
07-04-2005 ajajajajajajá! Crónicas de un pueblo versión hardcore con laísmo de los madriles! acho! me gustooó Desdentado_Daroca
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