Lo de morirse tiene huevos, llega el momento y te vas, se acabó lo bueno o lo malo, depende de la persona, que más de uno quisiera no haber nacido. Yo no suelo reflexionar sobre la muerte, porque aunque ateo soy algo supersticioso y suelo tocar madera nada más veo un ataúd o similar, pero con la muerte del Papa me ha dado el punto de escribir sobre ella, la muerte, lo injusta que es la muy puñetera. La verdad sea dicha, ella no es tan puñetera, lo son aquellos que quedan vivos y la utilizan. Se muere el Santo Padre y se arma la de Dios es Cristo, nunca mejor dicho, y en este mismo momento que leen esta columna, en alguna parte del mundo, personas inocentes están siendo arrojadas a fosas comunes que serán convertidos en nichos del olvido y otros ni eso, simplemente se pudrirán en la orilla de algún camino. No lo digo solo por el Papa, recuerden cuando muere un famoso actor, cantante, político o de similar calaña, se les eleva a los altares, se loa su vida(aunque haya sido un verdadero miserable), la gente los llora, rezan por su alma... Hasta la muerte es clasista.
Algunos dirán que eso ocurre porque estas personas hicieron cosas importantes, que merecen ser recordados por sus acciones, que nos hicieron felices, pero saben una cosa, conozco más de uno que desde su anonimato hubiera merecido tres días de luto oficial, monumento, una calle y colegio bautizado con su nombre, y todo esto por solo haber sido honrado, amante y amigo de sus amigos, que no es poco.
Dentro de poco tiempo empezarán a salir los milagros hechos por Juan Pablo II, necesarios para su futura santificación, de risa, millones de personas en el mundo realizan todos los días un milagro, el milagro de sobrevivir, así que desde aquí quedan beatificados por mi cara bonita.
Ya estará pensando más de uno que esta columna está escrita desde el odio a la Iglesia Católica, no lo crean, lo que ocurre es que anoche estaba esperando para ver una película en la televisión y justo cuando iba a empezar va y se muere el Papa, cambiaron la programación y me jodieron el plan del sábado noche. La gente importante debería morirse entre semana, que me acuesto temprano, pero que se le va hacer, llegué a pensar en su día que moriría el jueves santo y que tres días después resucitaría, eso si que hubiera sido un notición.
Me voy que tengo cosas que hacer, sentarme en el sofá, tomarme una cerveza bien fría y escuchar un partido de fútbol, un domingo completo, por cierto ¿dan día festivo por la muerte del Papa?, no es que yo quiera ehh, es por solidarizarme con el orbe católico...
Y si se van a la calle a tomarse una cerveza tengan un respeto y se la toman negra, hay que guardar luto.

Luis Barrasa Martínez(Barrasus) Sevilla 3 de abril de 2005