Cuando Dios creó un hombre, solo uno, Adán, lo que en realidad hizo fue crear la soledad.
Cuando Dios vio al hombre solo, intentando remediar su error, creó a la mujer. El hombre sintió la necesidad de compartir aquella soledad.
Así fue como antes que acabe el sexto día ya había sido creado el deseo y descubierto el amor.
Tal vez por eso Dios, esa misma tarde, creó las prohibiciones, y con ellas las tentaciones que no tardó en prohibir.
Pero el hombre, presa de la soledad y el deseo, se tentó y fue castigado.
Había sido creada la injusticia.
Cuando Dios creó la soledad, el deseo, el amor, la tentación y la injusticia, al hombre le nació la palabra y fue poeta.