Vagando con Soledad, me encontré con Dolor. Asombrado con tanta tragedia, me relató la historia del último llanto que se le escapó.
-"Fue por culpa de una estrella."- Me dijo, y se sentó sobre el silencio.
Soledad me pidió disculpas y se acomodó junto a él.
-"Estoy cansada de vagar. Me quedaré con Dolor en el silencio".
Dolor la miró asustado y se levantó. Caminó unos pasos y recogió una piedra.
-"Siéntate aquí. El silencio es mío."
-"La piedra es muy dura."- Protestó Soledad.
-"Entonces te traigo una lágrima". - Continuó Dolor.
-"Ah, no! Las lágrimas son demasiado hermosas. Alguien podría robármela en cualquier momento."
Estuvieron largo rato discutiendo dónde podría acomodarse Soledad, hasta que Dolor accedió a otorgarle la mitad del silencio.
Luego de verlos tan bien instalados, me dispuse para retirarme.
-"Y tú... Para dónde vas!"- Me preguntó Soledad.
-"A reunirme con la Vida" - Contesté.
-"No. Tú te quedas aquí, con nosotros." - Agregó Dolor.
Dio un enorme silbido, y una fila de lágrimas traían a sus espaldas a una gran tristeza, robada pocos momentos antes, al Corazón.
-"Aquí te sentarás tú. Serás nuestra reina."
Desde entonces, Soledad y Dolor son mis más fieles compañeros. El silencio los sostiene. Y yo, sentada en la gran tristeza, me rodeo de lágrimas que no me dejan escapar.