APOCALIPSIS


Nubes de abejas
Descargan
Mieles multicolores sobre cabezas
Cansadas
Que miran asombradas
Con pupilas amarillas
Sedientas de néctares marinos.

Vienen volando por sobre
Montes de carbones azulados
Gaviotas ciegas extraviadas
Que recorren con voces roncas
Cantando himnos de gloria.

Sobre la torre más alta,
Se empinan los hijos del hombre
Rogando al Altísimo
Por pan y lluvias
Que hagan los mares florecer.

Se mueve en el mar el pez alado
Buscando el aire que no se puede respirar,
Cargado de olores nauseabundos,
Producto de peces descompuestos.

El sol alumbra la tierra yerma
Y desaparece tras las nubes sulfurosas,
Cargadas de detritus pestilentes
En medio de pájaros de acero.

Cae la noche y el silencio se tiende
Como manta silenciosa
Cubriendo con estrellas rojas
Cielos tornasolados, destellantes
Y quejosos.

Busco en vano el abrazo caliente
De uno igual
Y sólo encuentro el frío del metal
La madera ausente, el calor se ha ido.

Llega la oscuridad insoportable,
Con sonidos y crujidos
De tierra doliente.

No es mucho más lo que queda
Pronto llegará el diluvio,
Lluvia ácida y meteórica que rasga
El pecho de hombres silentes.

Levantan la vista hacia el cielo
Tratando de adivinar
Con ojos vacíos
El azul de un cielo que no está
Un cielo gris, de tinieblas
Permanentes.

Llueve otra vez sobre la tierra
Y corren las criaturas a sus refugios
A comer sus peces de colores
Que crían en la oscuridad
De sus cavernas.