Fueron muy unidas desde que nacieron hasta que la vida las fue moldeando para trasformarlas finalmente en vistosas y arrogantes jovenzuelas. Sus venas se inflamaron de pasión, de ternura y de todas las emociones y sensaciones que se arrimaron como gotas de rocío a sus corazones extasiados. Inseparables amigas, coquetas y juguetonas muchachas flameando por el sortilegio de la pasión de ese varón enhiesto y arrogante que les soplaba incendiarias galanterías a sus oídos perplejos, se asombraron contemplando el devenir de los tiempos, entes traicioneros al fin y al cabo, que las transformaron irremediablemente en un grupo de ancianas de rostro quebradizo y tembloroso. Aún así, juntaron sus pocas fuerzas para solazarse con el transcurso de los días, se extasiaron con la calidez de las estaciones y en las noches se refrescaron al arrullo de esos pájaros emancipados. Cuando sus existencias comenzaron a apagarse, sufrieron aún el desgarro de la paulatina separación. Una a una, las viejecillas fueron entregando su vida al hacedor y sus cuerpos ingrávidos fueron a posarse en aquel mismo material de su génesis. Sólo quedaron dos sometidas a las vicisitudes del exterminio, rememoraron sus tiempos de gloria, su opulencia y elegancia, de sus secas cuencas rodaron los espíritus de inmemoriales lágrimas, nada más restaba que esperar que el infaltable designio las arrancara de cuajo para glorificarse en la noble causa del olvido. Primero fue una de ellas la que dibujando una sonrisa en su rostro ajado y oscuro, se alejó planeando suavemente hacia el abismo de la extinción. Al día siguiente, la parca segó la vida de la última anciana quien al postrarse en la madre tierra contempló como se borroneaban sus recuerdos. Una serie de crujidos le indicaron que pronto sería un simple óvalo de nada. Pasos, pasos que se acercaban, oscuridad y algo violento que la emparentó con el polvo.
-Mamá. ¿Por qué las hojas de los árboles se caen en otoño?- preguntó el pequeño que, inocente y juguetón, trituraba con su pie a aquella anciana quebradiza, la que se fue desvaneciendo en finos corpúsculos...
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