Soy el último transeúnte de la tarde.
El sol está moribundo en los charcos de este dia gris. Una tristeza mortecina ronda envuelta en un viento suave y me desacomoda levemente el cuello de la camisa.
La bufanda me asfixia con murmullos de ya no eres y me pongo tan violeta como ella.
El alma se me cae en la acera y se confunde con los charcos de tanto en tanto.
Las hojas secas hacen ronda burlandose de mi en las orillas de mis zapatos y me crujen mi soledad a gritos en los oidos cuando las asesino para no sentir tanto silencio.
El gris ha enmudecido los campanarios de las iglesias arrojando la ausencia de una taza vacia en el bar de esta esquina.
Arrastrando su larga capa transita las calles borrosas cantando agonia y se traga al último pajaro de la tarde y se lleva las ultimas gotas de sol de los charcos y distraidamente...se lleva mi alma.
Soy el último transeunte de la tarde...