Díganme
Cuando todavía estoy adormecido por las mañanas sueña el despertador, y te comienza a gritar “levántate floja, que no vez que ya tienes que arreglarte para ir a la escuela” obviamente no entiendes exactamente lo que te dice, pero el mensaje básico ha sido ya establecido desde hace mucho tiempo, entonces tu cama te mira y te pide que no te vallas, las cobijas te enredan sin que te des cuenta, y decides quedarte diez minutos más recostada para disfrutar de la relajación que te da despertar con ese ambiente frío de las mañanas, hasta que tu mamá te toca la puerta para que no te quedes dormida.
Tus zapatos se esconden lento debajo de la cama, pero como siempre los sacas y te los pones, sí, un nuevo día comenzó, el interruptor de la luz te está esperando, está esperando que lo toques para hacer brillar de nuevo la bombilla de tu cuarto, entonces ya te puedo ver bien, entonces tú me vez, y como cada mañana me dices “haaa si me quisieras querer Javier” entonces me das un beso. Eso me pone furioso ¿Por qué no me entiendes?, no me llamo Javier, no sé ni siquiera quien es ése… no te entiendo, quisiera pero no puedo, no entiendo porque todas las tardes llegas y me echas en cara una cantidad inmensa de cosas que yo te hice, después de todo no recuerdo haber sido tan distraído para dejar pasar desapercibida Altuna de las veces que me dijiste “no sabes cuanto te quiero”, sí, la verdad a veces me hartas, pero después de todo me gusta verte llegar con tu clásica sonrisa de cansancio y siempre con una rosa que compraste en el camino.
Cuando lloras, mi sonrisa, que seguirá petrificada por mucho tiempo, se muestra gélida, quisiera que dejaras de echarme la culpa de que estés triste, pero de todos modos no me gusta verte afligida, y comienzo a decirte que para mi no es fácil que me confundas con alguien más, que no sé si pueda corresponder a lo que tu sientes por mí, porque no sé si estoy enamorado, después de todo son muy pocas las personas que conozco, a tu pared nunca viene nadie a visitarme más que tu mamá, te digo que me gustaría intentar… lo; y como siempre cuando estoy entrando en un ambiente romántico te paras y te vas, las primeras veces te gritaba para que te quedaras, hasta que tu despertador y tus colores se molestaban y me decían enojadísimos que tú no podías escucharme, que era inútil, entonces tu mochila que dejaste en la mesa que está bajo de mí me dijo quién era Javier, me dijo que yo era muy parecido a él, que yo para ti era sólo un objeto sin sentimientos, sólo algo que te recordaba a ese muchacho, que por eso me hablabas todas las tardes, que por eso me besabas en las mañanas y por eso lloras al verme por las noches, yo no le creo, no lo quiero creer, tú no puedes ser así, como es posible que no te des cuenta que sí, te quiero… alguien dígame por favor que no es cierto, díganme que es mentira porque no puede ser verdad que los objetos no sienten porque yo la amo.
Autora:
Diana Martí T. |