Luis no se llama Luis, no sabe su verdadero nombre, ni siquiera sabe que no nació un 12 de marzo.
A Marcos lo buscan desde siempre, desde que fue llanto y grito por primera vez. Desde que lo arrancaron de la panza de su madre y lo vendieron al mejor postor.
A Elisa le robaron la esperanza el día que desaparecieron a su hija, le amputaron el futuro y le dejaron a cambio una arruga profunda en el ceño, que la hace siempre triste.
Cristina fue mujer, fue independiente idealista y plena, pero sobre todo fue mamá. La torturaron, la violaron, la volvieron a violar y le quitaron su único tesoro, después de eso no hubo peor muerte que la que tuvo hasta morir.
Francisca no puede dormir por las noches sin tomarse un valium, y no puede despertar por las mañanas sin que le crucen la mente llantos de bebes y gritos desgarrados. Apenas recibida, con la experiencia que da la inexperiencia la hicieron trabajar en la ESMA.
González no es solo marido ejemplar, también es un hombre comprometido, está en la cooperadora del colegio de sus hijos y hasta se da el lujo de comulgar todos los domingos. Un día cualquiera viajaba en un Falcon verde por la Avenida Jujuy, ese mismo día recibía la noticia de que sería papá de un bebe de una semana.
Miranda fue y será un hijo de puta, estaba de turno el 17 de marzo de 1977 mientras moría una mujer joven a la que le habían quitado su bebé, todavía hoy come sanguches de milanesa sin remordimiento mientras mira películas de acción.
A Suarez lo acogió la Ley del Punto Final.
Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Eduardo Viola y Armando Lambruschini, ex-miembros de las juntas militares, Juan Ramón Alberto Camps y Ovidio Pablo Riccheri, antiguos jefes de policía de la provincia de Buenos Aires y un largo etc. todos indultados por el absurdo del ex presidente Menem.
Luis, Marcos, Elisa, Cristina, Francisca, Gonzales, Miranda... no son solo nombres enlazados por el capricho de la historia, de una historia reciente y mórbida, anhelante de respuestas, de una herida abierta y dolorosa. Los de Luis, Marcos, Elisa, Cristina, Francisca, Gonzales, Miranda... son tristes nombres de historias enlazadas por el capricho de los hombres.
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