Me miro al espejo por la sola necesidad de no salir de casa como un mamarracho. Tomo un café inyectado a la vena mientras mi mujer deambula por la casa como un fantasma, con eso trata que yo perdone su ultima aventurilla con el Chico Pepe, sin embargo solo consigue que aborrezca aún más sus agrias y negras lágrimas.
Salgo de casa sin despegar los ojos del suelo, no quiero que ninguna vieja huevona me hable. Instalo mis bototos en el paradero y observo el final de la calle en tanto la gente se agolpa junto a mí buscando ganar ese precioso asiento de micro con un falo dibujado en el borde. La 122 aparece frente a mi pelvis casi por generación espontanea. Como siempre un escolar me da un empujón que me envía al final de la fila. Otra vez debo irme de pie, me hago la idea y voy avanzando a la parte trasera del bus en busca de un metro cuadrado que me permita respirar. El motor ruge y comienza su carreteo.
Pienso en el puto día que me espera, en la falsa honestidad de mi Jefe y su frasecita reculiada: "Un trabajador debe ser proactivo". Después recuerdo lo que dice la letra de una cumbia de la “Sonora Palacios”: "Asi es la vida", algo parecido a comete esa pichulita sin chistar... bien; deberé hacerlo... mi mujercita me enseño el modo.
VENTIDOS
-Amargo Rojo-
En ese instante, cuando el mundo parece un nido de tortura china, los ojos de una Mocosa se cruzan con los míos. Ella es la hermana del chico Pepe... mi compañero de hembra. La Chiquita (... Y lo es porque no pasa de los trece años) me mira de reojo, le clavo una pupila en la frente, se sonroja y baja la mirada. Casi puedo oler sus feromonas golpeando los fierros del bus como una pelota de pinball. Trato de recordar su nombre... ¡Coty!... como de mina violada o Artista mapochina. Me arrimo a ella y me sitúo detrás suyo. Sus muslos rozan mis rodillas, las dejo quietas y pasado un rato les doy un leve impulso con destino a su grupa. ¡Justo en los blancos!. No dice nada... yo tampoco; no obstante me gustaría que por lo menos soltara un gritito. Le soplo la oreja, se la rasca disimuladamente. Aclaro la garganta y hago una de esas preguntas acordes con Mujeres Nortemearaucanas:
-¿Usas Paloma Picasso?.
-Si.- responde Coty con el hociquito fruncido denotando la mentira.
Entablamos una burda, cotidiana y agobiante conversación. Me hago el Metrosexual. Ella sé Jura Britney con ese pelo amarillo vejiga. Acerco mi águila a su potito de gallinita y comienzo un solapado punteo. Coty esta quietita y tensa. Quizás esta a punto de gritar "Me están corriendo mano", pero se ríe con uno de esos chistes míos dignos de una 9mm en la mollera. Comprendo que lo quiere todo, y yo se lo doy sin papas calientes en la boca.
VENTITRES
-Amargo Rojo-
- Aquí me bajo.- dice volteando su carita hacia mi bigote.
-Sí quieres continuamos esto después.- respondo dándole una ultima marcación.
-Salgo a las tres de la tarde.
-Allí estaré... mi Sol.- aquello la mata.
El bus se detiene, Coty desciende con la mayor gracia de sus meones trece años. Mientras se pierde entre la gente mueve el pelo violentamente. No sé... quizás es una forma de decirme: "Ya me llego mi primera regla".
Se desocupa un puesto y me siento con todo el relajo del mundo. En la primera fila esta la cabezota torcida del Chico Pepe que me observa con odio. Vio toda la escenita. Le meneo las cejas y esbozo una sonrisa. Tu te llevas el culo sin vida de mi mujer, pero yo me devorare el chochito tierno de tu hermanita. Al final gano yo. Este día es el mejor de mi vida, y aun me falta ver la barriga de mi mujer con el Chico Pepe chicoteándola por detrás, el rostro de mi Jefe después que sepa que el Gerente lo cortara a fin de mes y escuchar la voz de Coty diciéndome "Te amo" (esta frase se disfruta mas cuando no sientes nada por la boluda que las refiere).


VENTICUATRO