Reflejo plateado del infinito y su inmenso océano de nostalgia, anhelo ansioso de misterios odiosos. El dolor fluye, hierve en el acantilado de sueños e utopías.
El calor duele en las entrañas de mi euforia, cae lentamente como cascada de lágrimas y risas en el centro de la marea y su dichosa brisa. Apariencias gastadas de arrogancia intimidan los pensamientos de mi mente introvertida. El fuego incrementa la descontrolada ira de la inocencia en este crepúsculo. La arena doliente lastima la suavidad de mi ardiente piel. Un barco a la deriva naufraga en las orillas del mundo de la ausencia, gente confundida sufre la huida de los continentes al vacío de la discordia. El perdón yace en sus voces como plegarias de la última noche en que lloramos desconcertados por amor.