No me pierdas de vista, serás mi verdugo esta noche
He perdido ya todo en el trayecto
He perdido todo, sin nada me presento
Nada de lo que me diste a cuidar
Cual arena entre mis dedos, todo se ha disipado
Regalé mi soledad, rematé mi inocencia tan sólo por llegar


Nada me traes, derrochaste un mundo y lo expones con displicente diligencia
Sólo te pedí cuidado, te pedí resguardo, un parvo de conciencia
No escuchaste, eres ligereza de palabras, ligereza de acciones,
En un cofre trasladabas lo que te procuraría vida y libertad,
Mas tus ansias de arribar; el egoísmo de probarte a ti misma que te devolverías
Te hicieron olvidar el motivo de tu peregrinaje y dejar de lado tu tarea


Todo, todo lo que dices es cierto
Quien fuera yo para desandar el camino del tiempo,
Mandarle con un tajante bramido que me regrese al inicio,
Ya me quebré soy producto de remendar y zurcir lo que de mí quedó,
No tuve agujas, ni hilos, utilicé mis cabellos
Y las espinas que encontré en tu rosal


Utopías, apócrifo lo que esperé de ti,
Pretendí demasiado, arriesgué mucho de mí, en ti
Ni lo que usurpaste devuelves, he tenido yo que recoger
Aquello que tirabas, tus hilos y agujas que el suelo acariciaban
Ingenuo yo, nunca lapidé mis esperazas y siempre detrás tuyo
Anhelaba que viraras


¿Qué buscas en mí? Yo que ya no tengo nombre,
Ente del cual huye hasta su esencia.
Se me escapan las palabras de este tu libreto,
Soy aglomeración de reveses, de odios e infortunios
Lo único que no pude vender, lo que reembolsaron los compradores
Todo por un poco de agua que beber para poder continuar


Me fui cuestionando todo el camino al contemplarte
¿Cómo entra tanta belleza en un solo cuerpo?
¿Cómo tantos conflictos se suspenden procurando un fruto tal?
Mientras dormías, mientras bebías, cuando caías,
Pero nunca me atreví a acercarme, me deleitaba analizarte
Ignorando que cada vez te adosabas más y más al final


Protervas ataduras que me encasillan en esta celda
He perdido las alas, de la altura resbalé suplicante,
Ahora humillada, arrodillada te pido misericordia
Abridme esa puerta, mi último ruego antes de sucumbir


¡Mientes como lo haces siempre!, rosario de falsedades
Ingenua y soberbia, pura y corrupta, libre y sometida
Bajo el velo de tu inexperiencia todo se confunde,
Es hora de entregarte a Morfeo, permítele irrumpir
Disfruta de la soledad que te concede, que esta noche soy tu carcelero
Pero mañana yo estaré en la misma celda, piedad te imploraré
Y tú cobrarás venganza; tampoco me dejarás salir.


Merenwen