He tratado de dormir pero no he podido hacerlo al igual que las otras noches. Son las 2:27 AM y hace frío, mucho frío porque esta es la hora más fría de la noche. Los grillos cantan afuera, en el patio. No sé como pueden entonar su canto con la temperatura del ambiente así como está, fría. Y no consigo conciliar el sueño. Así vea televisión hasta tarde, tome un vaso de leche tras otro (lo que ocasiona que den gases), beba un agua aromática o prepare cualquier remedio casero no puedo dormir. Si acaso consigo hacerlo es cuando el reloj marca aproximadamente las 4, cuando la ciudad se despierta. Y sólo descanso dos horas porque mi tía me despierta a las 6 para que me aliste para ir al colegio.
Un carro pasó despacio por la calle y me dio miedo. Con esta oscuridad y con este frío (que penetra en los huesos como oí en una canción) todo se vuelve más tétrico, macabro y tenebroso. Y cualquier cosa que pase bajo la luz de los postes en la calle refleja su sombra por las cortinas de tul (mi cuarto tiene una ventanita que da a la calle porque es el primero de la casa), se forman figuras monstruosas que acechan mi tibia camita (a esta hora es lo único que se conserva cálido) y parecen querer devorarme.
El próximo mes voy a cumplir 13 años. Si mamá estuviera conmigo me haría una torta y me regalaría una camiseta de cualquier color. Pero ella murió, hace frío, no tengo sueño. Y si papá estuviera me daría un billete y mientras me revolcaba el pelo me diría: “¡Cómo has crecido nene!”. Pero no está, hace frío, no tengo sueño. Pasó un perro por la calle, ladró. Cubrí mi cuerpo entero con mi cobija (la que tiene un rotico en una esquina). Son las 2:35 AM y es la hora más fría de la noche. Si tan solo papá y mamá estuvieran aquí todo sería diferente.
Pero me quedé solo cuando una noche, hace dos meses más o menos, él y ella discutieron fuertemente. Hablaban de una amante de mi papá, que mi mami los había visto, de unas facturas de una joya cara y de un par de zapatos. Y él le decía no sé qué cosas del aburrimiento, dolores de cabeza de ella, tedio y que ya no lo complacía. Se tiraban cosas uno al otro, quebraron porcelanas, azotaban puertas y seguían gritando. Para variar, esa noche estaba helada... yo me quedé en mi cuarto, debajo de mi cama, tratando de no oír nada, ocultándome de mis padres. 2:37 AM... hubo un momento en que se callaron de repente; pensé que todo había terminado, que se pedían perdón hablándose cerquita uno del otro... no, mi papá tenía sus manos en el cuello de mi mamá y apretaba mientras ella intentaba zafarse de él. Y no podía. Y con el último aire de vida que le quedaba me miró a mí porque yo había salido de donde estaba y fui hasta donde ellos. Me miró con unos ojos que no olvidaré nunca... mi papá dejó caer a mi mamá al suelo y se puso a llorar bastante rato. Luego llamó a la policía... desde esa vez las noches siguieron siendo frías, nunca pude volver a dormir en paz.
Metieron a mi papá a la cárcel, mi tía se vino a vivir conmigo aquí en esta casa. Vino con el bebé, que tiene cuatro meses, no tiene nombre hasta ahora y tampoco papá (no porque mi tía lo haya matado sino porque él se perdió un día y no volvió). Mi tía dice que en la cárcel él va a pagar todas sus penas. Ella me prometió un helado para mi cumpleaños. Pero no quiero eso. Lo que deseo es no tener más frío en las noches.
2:45 y es la hora más fría de la noche. Si, la hora más fría, helada en todas partes (en mi casa, en la cárcel, en el cementerio) porque siempre, a las 2 AM, mi mamá se levantaba y me cobijaba y velaba mi sueño. Pero ahora que no está nadie lo hace... 2:45 y es la hora más fría de la noche.
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