Se agudizan los sentidos con la estática.
Se paraliza la vista y el oído percibe el aleteo incesante de las aves escondidas.
En la oscuridad de un estrecho rincón.
En el frontis los cristales se iluminan con los rayos del atardecer, cálidos
Y permancen abiertos hasta que los aleteos se oyen mas fuerte,
cuando la oscuridad se toma el exterior y ya no hay espacio seguro
ni donde mirar
Texto agregado el 31-03-2005, y leído por 120
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