Invade mi aura el insomnio de pensar en ti,
Siento que la vida hoy me hace trampa,
Ojos cerrados que brillan como eco de rubí,
Dolor crece... corazón se deshace.

Vientos del norte parecen susurrar tu nombre,
Dulces palabras inconexas sin desayuno,
Ya mis días tras tu piel de mujer se esconden,
Y al no querer recordarlos en tus párpados me esfumo.

Silencio de ti que me habla de nada,
Tus ojos no brillan como lo hacían antes,
El adios se siente atravesado con una filosa espada,
Y digo basta de mí por querer vivir mi vida también,
Pues cegado de tu aroma de alelí no distingo mañanas de tardes.

Explícame cómo me olvido de ti,
Si ni de tiempo dispongo para olvidarte,
Dime tan solo cómo evadir las ansias de besarte,
Cuando tus labios parecen decir que sí.

Fantasía de algodones cristalinos,
Que insomne dice basta de mí para pensar en mi vida,
Pues ya no tengo una... te le he cedido,
Tu nombre en el tintero como cuentagotas,
Lluvia de transparentes celos sanos que no cesa ni termina,
La gloria se vuelve derrota en mis cinco sentidos,
Y sin poder dejar de pensarte mis sueños ajenos arriban.

Continúo oliendo aroma de mariposas en tu pelo,
Así como el primer día en que te ví,
Aún no se borra de mí la extraña y sangrante mirada,
Que parecía pedir auxilio el último cuando un viernes me despedí.

Pero no hallaré respuestas en mil poesías,
Pétalos deshojados que gruñen en mi contra,
Pienso en merecer menos que la nada como profecía,
Y me disculpo si hoy ya nada puedo darte,
Más que este triste amor que te ha regalado hasta mi lábil sombra.














Siento muchas veces deseos de no estar vivo,
Quiera tan solo una vez llorar pero de felicidad,
Pero las lágrimas de mis grises días son la realidad,
Y la soledad del vacío es mi más cálido abrigo.

Ya no acepto querer ser como soy,
Mis cualidades no reflejadas se vuelven defectos,
Miro mi hiel en el espejo y digo basta de mí,
Pero sé que aunque yo no fuese el mismo hoy,
De igual forma estaría eternamente enamorado de ti.

De la mujer más bella que como un ángel protege mis sueños,
Aquella que derrocha cierta miel en mis labios por besarla,
Por aquella que daría todo... hasta de lo que no soy dueño,
Y que sin ofrecer daño alguno sueño con abrazarla.

Basta de mí para navegar en mi contra,
Muriendo vivo al merodear con alas rotas,
Heridas que curaste y vuelven a sangrar ahora,
Mujer sol que arropa el frío en mis derrotas.

Quizás tan solo seas una estrella con quien hablo,
Aquella que cada noche parece brillar más y más,
Un flagelo de alma perdida que vaga en cenizas de piel,
Mujer de corcel cuya voz es el tenue rugido del mar.

Cada día siento que te quiero un poco más,
Ya no sé cómo detener este sentimiento, basta de mí...
Pero tus labios se acercan sin pensar,
Y mi alba debe volverse a la fuerza gris carmesí.

Te doy mis días, mis sueños y lo que resta de mi vida,
No seré nada si necesitas ilusión para vivir,
Te regalo mi sombra y mis años en semillas,
Mis poemas, mis besos y mi “basta de mí”,
Porque aunque intente olvidarte una y otra vez,
Sé que jamás podré aprender a vivir sin ti...