Ríos sin palabras a tus oídos,
Sueños que preguntan hoy por ti,
Pétalos de viento en tu perfume árido...
Imágenes sin sombra que navegan hacia mí.

Pestañas de mujer que seducen el tiempo,
Epidérmica paz que irradia de tus manos,
Y yo aquí cesando mares que rugen por tus pupilas,
Con peces sin rumbo ni aliento,
Sin lograr verte cuando me miras.

Un silencio en mi voz que te recuerda,
Vida del caudal de tus labios que hace esfinge en mi deseo,
Intentando hilar besos entre nuestras bocas con cuerda,
Echando al sol para que no nos interrumpan ni desde el cielo.

El callar de los gritos del silencio,
Por sí mismo intenta virar su destino,
Queriendo verte feliz a pesar de mi llorar necio,
Con lágrimas agrias cuando no eres mi único abrigo.

Que mis heridas sangren de dolor,
Si es necesario para que vivas un segundo más,
Mujer de mis sueños que no merece sufrir,
Tu piel azucarada no deberá marchar,
Y ya que mis manos a ti no podrán ya ir,
Al menos te pido permiso para este poema terminar.

Acto de amistad que renuevo día a día,
Guardando poemas en mí que debería susurrarte,
Escribiéndote con miradas mi desnuda alegría,
Que no calla cielos que avistan desde lejos tu vida,
Pero regala lágrimas que laten silencios que no logré decirte.

Para ser perfecta tan solo te falta la nada,
Despertar femenino que ocluye estrellas de la noche,
Y mientras anhelo envolverte en caricias que aún no se inventan,
Mordiendo mi sangre por contenerme enciendo hacia ti mi mirada,
Evitando el contacto de nuestros labios que aún no se conocen.

Naufrago de ti en mi mundo,
Envenenado de amor gracias a tu risa,
Colina eterna de sed cuando te miro,
Al esperar con mariposas tus caricias,
Cuando escondo mi pena y a ser tuyo me animo.

Tocar tu cuerpo con roces arropados por el abrigo de tus brazos,
Tan solo sílabas tristes de mi olvido que ni a sí mismo se recuerda,
Invocando a la memoria el invento de tus abrazos,
Que no vagaron hacia mí,
Sino hacia otro que no sueña con verte cuando por fin amanezca.

Es tu amor que no me salpica de ti,
Vaga ilusión que se entromete en mi intento por olvidarte,
Aquel momento que jamás conseguiré pensando en tus ojos,
Pues crecen como la hierba del suelo mis ansias por besarte,
Tropezando con el fin de un poema en una de las noches de cielo rojo.

Y sin saber aún el final de mi poesía,
Lo que tendré para decirte en el verso final morirá conmigo,
No verás lo que siento al concluir con esta muestra de mis latidos,
Y algún día cuando me mires descubrirás cómo mi poema anochecía.

Con lágrimas que huelen a ti me despido,
Páginas de un libro que por siempre se escribirán a tu lado,
Mírame y te diré como termina este secreto compartido,
Pues sangrando de amor por florecer en tu corazón al fin puedo decirte...