Tardes desenfrenadas que encienden el ocaso,
Olvidando el futuro de un presente,
Ya que en mi memoria quiero perderte,
Pero mi reloj solo con tus latidos marca retraso.
He dejado un mundo solo por ti,
Abandoné sin consciencia el cielo por amarte,
He abandonado una flor en mi camino,
Solo para que pienses en mí.
Quizá tú jamás te enteres de aquella flor,
Pero sí del camino recorrido,
Y todo solo por sentir amor por vos,
Para que veas mis ansias de estar contigo.
Loable calor que llora estando arrepentido,
Tibio premio que un jardín de flores me dará,
Y aquella flor de luz que se ha perdido,
Fue el paso que a tu lado me llevará.
Podrán hablar de un insensible sin su voz,
Las malas lenguas divulgarán su crítica por lo bajo,
Pero tranquilo está mi corazón al pensar solo en vos,
Pues ya mi piel no fingirá perderse en la bruma de un naranjo.
Si bien era de mi agrado oler aquella nueva flor,
La abandoné en un jardín de colores,
Porque sabía que para conservarla no me ayudaría Dios,
Y para abandonarla tus ojos fueron todas mis razones.
Sé que jamás olerás aquella flor,
Pues dos flores jamás se unen,
Un jazmín soñado al que amo y un pétalo de luz se difunden,
Y anochecen por la tarde al recostarse el sol.
Pero la flor perdida en el camino no eres tú,
Sino otro aroma en infinidad de inocencia,
Sin embargo te elegí porque así lo quiso mi existencia,
Y mi herida no sanará con el tiempo sino con mi perseverancia.
Una bella flor por la que yo respiraba se ha perdido,
Una flor he dejado en este gris camino,
Y de esta forma la flor no se marchitó,
Sino que una nueva y mejor vida vivió.
Pero he comprobado que necesito solo tu amor,
Aquella flor no inspiraba el verso final de mis poemas,
Y ahora conozco realmente el valor de tus miradas,
Porque descubrí que no hay otra flor tan perfumada como vos.
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