Inicio / Cuenteros Locales / La_Columna / Desde dentro ( columna para un jueves en rojo )
Es obvio que vivimos en la sociedad de la imagen, se tiende a juzgar por la que cada uno da. Los publicistas lo saben muy bien y, por ejemplo, hoy los automóviles venden una imagen que adosar a la del propietario, cuando no a sustituirla, ya no mencionan las prestaciones, ofrecen lo ellos denominan “conceptos”.
Personalmente nos pasamos la vida forjándonos una imagen propia que ofrecer a los demás. Cada vez se hace más difícil pasar de la superficie. Superficie que, además, se está homogeneizando, sobre todo en el mundo occidental, a base de cirugía, regímenes y gimnasios. Llegamos a perder, cada vez a más temprana edad, esa capacidad que nace con nosotros de penetrar en el interior de las personas y dejar aparte su aspecto.
Hasta tal punto se rinde culto a la imagen que lo que avergüenza es mostrar el interior y, poco a poco, va quedando en exclusividad para los profesionales: psiquiatras, psicólogos, sacerdotes, etc.
Pero hete aquí que llega Internet y resucita y revoluciona la comunicación escrita sin superficie visible. Y resulta que lo primero que conoce la gente de los demás (con los que coincide en puntos de encuentro virtuales de interés común) es su interior, prescindiendo de su imagen física.
Internet ha hecho trizas ese pudor a mostrar los sentimientos porque posibilita soslayar la barrera de la imagen que llevaba tiempo levantándose. Ha convertido en realidad, aunque sea virtualmente, la leyenda maltrecha de que la belleza está en el interior.
Y, aquí entre tu y yo, permíteme que hable de lo más cercano: Llegamos a este portal mundial de cuenteros; y escribimos lo que nos sale, lo que sentimos; y, sorpresa, hay gente que le gusta cómo escribes y te lo dicen, para ellos eres guapo porque lo que ven de ti les gusta; y, lógicamente, hay gente a la que no le gusta: para ellos no eres tan guapo.
Así en la distancia que se hace cercanía, metido en ese caparazón de tortuga del anonimato, vences el pudor de mostrarte por dentro.
Pero llega el momento del encuentro. Somos latinos y necesitamos del contacto físico. Conciertas una cita con los amigos, esos que te consideran guapo y que van a descubrir que eres calvo y gordo (en mi caso, tú no, tu estás estupend@).
Y les conoces, tú también les considerabas guapos, y descubres que lo son, porque son como escriben, miran como escriben y estrechan la mano como escriben, sinceramente. Lo demás importa poco.
Yo tuve la ocasión de comprobarlo la semana pasada, el lado bueno de la globalización. Ya no me separan de ti mares ni montañas, hasta saco la cabeza del caparazón.
Me ha salido un poco ñoño pero, qué quieres, sale de donde sale.
Juan Rojo
Madrid, 31 de marzo de 2005
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Texto agregado el 31-03-2005, y leído por 218
visitantes. (7 votos)
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Lectores Opinan |
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29-08-2005 |
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ups... yo no he sido capaz de dar ese paso y mostrarme frente a frente...quizás es por que sigo con el caparazon puesto, por miedo a salir trasquilada... un susurro* susurros |
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20-04-2005 |
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...del capafrazón, Juan, sale del caparazón ese que nos ponrmos en otros sitios y nos quitamos aquí, o mejor dicho, nunca nos pusimos aquí, porque llegamos sin él. Imagino que el cierto anonimato que proporciona internet (cada día menor, or cierto), es suficiente para permitir mostrar lo que en otros lugares tratarías de ocultar. Jodidamente complicado, no? luna-lunera |
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01-04-2005 |
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Hay dos tipos de belleza, la interior y la exterior. Lo primero que ven nuestros ojos es lo externo, pero al poco, nos puede más el interior de las personas. Yo no he visto cosa más desagradable que el hombre estirado por guapo, que mira al mundo como si se lo tuvieran que agradecer. Donde se ponga el hombre (o la mujer) abierto, amable y sencillo, que se quite lo demás. (También puede ser feo por dentro + feo por fuera) o en femenino, digo. Entonces que salga a la calle sólo de noche y sin luna, no te parece?
Muy bueno lo que dices también de internet, el mejor invento del s. XX. Saludos. Ruth |
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01-04-2005 |
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Magnífico análisis acerca de la imagen de las personas y la trascendencia que sería deseable se le diera. Estamos tan acostumbrados por tantos años de mirarnos en los espejos, que a veces sucede que ni nosotros mismos nos conocemos por dentro y somos lo que hacemos, no lo que aparecemos ni lo que decimos ni lo que dicen de nosotros en un alto porcentaje. Creo que la suma de lo que somos es la que resulta de sumar hechos vividos y sus consecuencias.
Por eso, cuando escuchas experiencias de vida que conmueven tu alma, la imagen exterior queda como consecuencia de lo primero, no como origen, que es lo que en apariencia vemos en los demás por regla general.
Perdón por la extensión, pero este tema que has tocado me parece de gran trascendencia, Juan y lo has hecho divinamente.
En la "Caserola" de Madrid nació entre los amigos cuenteros la rara flor de la admiración natural, sin aditivos.
Un fuerte abrazo, amigo. Juan graju |
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31-03-2005 |
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...sale de donde sale, de dentro de ti mismo, con la esencia... y tu esencia es la que atrae, maravilla y promueve ese acercamiento... Lo que vale es lo de adentro, lo demás es ficticio, se cae, se pierde. Ese encuentro acrecentó un vínculo que ya existía... y todos salimos de nuestros caparazones. Un abrazo fuerte, Juan... neus_de_juan |
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