De nuevo en el mismo lugar... Las miradas se repiten (tiernas e insidiosas) los gestos se tornan torpes (ansiosos y retraídos) abundan las sonrisas (coquetas e incitantes) Nos desconectamos del mundo y, sin pensar en nadie más, sólo vivimos nuestro propio final. Otra vez... el mismo final.
Texto agregado el 31-03-2005, y leído por 400 visitantes. (16 votos)