Me desperté de pronto y al abrir los ojos, rápidamente volví a cerrarlos, estabas tu, pero ya no me importaba, me importaba la figura de tu hermano entrando al cuarto.
La luz seguía apagada y cuando tras su paso la puerta cerró, fue que logré esconderme bajo tu cama, escuché como lentamente se acercó y sentí que todo se había ido a la mierda.
Cómo me fui a quedar dormido, pensé pero nada pude hacer más que no hacer el menor ruido; lentamente se subió a tu cama y me sentí aliviado hasta que todo en lugar de terminar, inició.
Claramente escuché como rozaba y besaba no sé que parte de tu piel, sonó el elástico de tus bragas y de ti nada, su respiración se agitaba y de pronto la cama se empezó a mover.
Todo se quedó en silencio y calma menos yo, que sin poder hacer nada escuchando me quedé, en este imprevisto e impensado encuentro que me llena de rabia al siquiera pensarlo.
Creo que estábamos después de todo muy cansados, y por ello no te despertaste ante su sucio contacto, aunque por un momento escuché te movías pero no alcanzó a despertarte el muy bastardo.
Te diste la vuelta seguro y encontró la forma de acomodarse para que no lo sintieras a un lado, de pronto se paró y al salir del cuarto tomé mis zapatos y mi ropa del armario, pero el maldito regresó.
Yo lo vi todo, no te miento en lo absoluto, el cerdo volvió a tu cama y no se percató de mi presencia, se abalanzó lentamente sobre tu pecho con sus asquerosas manos, comenzó a meterlas bajo tu ropa de dormir.
Te besó con cuidado el busto y levantó tu camisón, toco tus bragas y también las besó, metió su mano entre tus piernas y fue cuando mi rabia estalló, no resistí más y ya nada me importó.
Cuando sació de ti su apetito, lentamente se levantó y tu ni lo sentiste, no viste como se masturbaba y gozaba el la impunidad de la oscuridad que rodeaba todo tu cuarto menos la cama.
Por eso no me arrepiento y bien merecido lo tiene, ahora que lo pienso debí haberlo hecho sufrir mucho más, ese taconazo en la cabeza lo fulminó de inmediato y creo que ni cuenta se dio de que o quien le pegó.
No sé porque me contuve tanto tiempo, tal vez fue el miedo de saberme descubierto en tu habitación, pero al final no me importó tanto como el hecho de vengarme del animal que tenías por hermano.
Como podrás ver aquí no hay “En defensa propia”, fue un franco, alevoso, ventajoso y premeditado madrazo el que le acomodé por media madre y en la cabeza, me da mucho pinches gusto, de verdad.
No me importa que ahora me odies y me escupas en la cara por mata hermanos, lo que me da en la madre es que me digas que estabas despierta cuando todo pasó y no fue fortuito. No me cabe en la cabeza lo que escuchan mis oídos, que pensaste me había marchado como habíamos quedado y lo estabas esperando a él y te había gustado...
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