Dicen que se llamaba de modo impronunciable, o se hubiese llamado así de haber sido bautizado, siempre y cuando alguien le hubiera querido dar su apellido y otorgado un nombre, pero no supo escoger el cuerpo o mejor dicho, le toco el peor que después de todo el mismo hizo a su imagen y semejanza.

Era apenas un bebé recién nacido, sin pena ni gloria, pecado o culpa por subsanar como otro cualquiera de los que al mundo vienen sin pedirlo siquiera, como producto nombrado antes de la concepción en que no deseado fuera, y le toco tener lo que a pocos para su mala fortuna y futuro permanente tocara o pasada vida pagar debieran.

Tenía el paladar hendido, labio leporino en caso extremo, rasgos característicos del mongolismo a manera algunos le nombran hoy día y desde hace mucho, albino y rengo con certera polio ya no erradicada, hidrocefalia aunada a la debilidad cardiaca y visual en el mejor de los casos, pues su madre era astigmática de día e hipermétrope de noche y habría de heredarle eso como único legado.

Su madre era María, no la virgen claro, que ya tiene bastante con ser adorada y virgen madre de un sólo redentor, era María la prostituta, la ramera, la puta, la perra, la teibolera. Su padre un José cualquiera que también pudo haber sido carpintero pero no era, uno de esos que le da su quincena a María como para salvarla mientras a los ojos de sus amigos queda como un pendejo romántico.

Un José que sin saberlo ni quererlo, orilla a su esposa a prostituirse para procurar de lo que el no lleva a sus hijos cada quincena, en que de jarra se va a salvar prostitutas desvalidas y a chupar en gerundio con sus esporádicos "cuates". José como todos los que se tiraron a María y de los cuales no se sabe quien de todos es el padre del niño abandonado.

Tal y como lo encontré tirado atrás de la central camionera, con un aposento de basura y toallas femeninas usadas en lugar de pesebre y paja, acompañado por ratas y perros que no se si por lástima o asco no acabaron de comerse su mano masticada y medio roída, en lugar de asno y buey por compañeros de no nacimiento pero si de muerte.

Caminaba cierto día por ahí y de pronto me llegó un rancio y desagradable olor a podredumbre y amoniaco, me asomé y lo vi tirado e indefenso mas no por ello me anime a acercarme siquiera. Era tal su aspecto que ni un sólo sentimiento de misericordia me pasó por la cabeza, era algo realmente y en grado superlativo repulsivo a la vista, al olfato, al gusto.

Un mal día para José que se encontró con María y le dice que estuvo embarazada pero que ya abortó, lo cual no era verdad pero como era cierto que se había deshecho del niño. Ya todo está bien ahora, sobre todo porque nadie se va a enterar de su descuido y asesinato.

Llega una nueva perra, amiga de María y como congelado se queda José, se trata de su esposa que vestida como nunca, le pregunta a un sujeto que va caminando si quiere divertirse un rato.

Dicen que después de todo seguimos en la misma basura enterrados, y aunque hubiese alcanzado la edad adulta, nadie le habría seguido ni creado subsecuente religión con su impronunciable nombre jamás puesto, o acaso venerado como hacemos o algunos hacen con su rostro y cuerpo ensangrentados y agonizantes.

Mala hora, momento y lugar escogiste para cumplir tu promesa, el problema es que ahora los perseguidos y masacrados serán los mexicanos, ah olvidaba que en cierto modo ya lo somos; bueno ahora que lo pienso, creo que yo también tuve algo de culpa, eso es lo que después de todo sólo dicen.

FIN