Me agarro de ese codo
que en un tiempo me obligó a tomar.
Y doy vueltas en ese precipicio sin final
La música vuelve a tener sabor a besos
Y tu olor provoca morderte hasta el cabello.

Lo que pasa es que el olor a velas me hace seguir cantando
Pero las sábanas no me quieren dejar mirar las luces.
Pero a mi no me importa porque igual las veo, solo que en la parte de atrás de mi cabeza.
Me sonrío. Ya que el mundo me sonríe balanceándose
Hoy todos parecen tener sombrero.

Grito. Toda mi música y alma me lo pide, imposible no responder.
Pero de repente les empiezo a caer mal y deciden cerrarme la puerta despacito.
Dejan de sonreírme y comienzan a reir.

Empiezo a decaer y me entristece saber que vuelvo a una insípida salida
Y mi cama no quiere volver a oler.
No me importa pervertirte para volver a costear una vida de verdad, y eso es lo que volveré a hacer al final.