Con los sentidos que cuento, ¿cuanto valoro de todo cuanto carezco una vez que lo he perdido todo sin haber usado cada una de sus virtudes en descubrir tu persona?

El susurro casi imperceptible del viento que a nuestro cuarto trae los aromas de las flores más sutiles, nos pasa inadvertido ahora porque no aguantamos la cabeza y tu beso ya no sabe a nada.

La suavidad de tu piel no me provoca sensación alguna, mientras se encuentra ensimismado el sentimiento del diario quehacer cotidiano, en que no te veo llegar al lado mío.

No atino ya a observar tus antes tan buscadas formas, por más que ahora se te paseas por frente mío y no soy capaz más que de pedirte dejes de hacerlo porque me desesperas.

La música que antes entonaras para mi solo, me es ahora desagradable y aturde mis cansados oídos de tanto ruido que no me deja mientras en vano intento abrazarte fuerte.

Con los sentidos que tengo, no alcanzo más que a percibir tu borrosa imagen, ya no siento tu presencia y en este limbo de costumbre en que me encuentro, lentamente te voy olvidando.